Es muy frecuente que cuando alguien describe a otro, éste suponga que lo que se dice de él es un defecto o una virtud.
Una descripción no necesariamente tiene que incluir un juicio de valor. Los juicios de valor aparecen cuando se hacen comparaciones.
Cuando alguien dice de mí que soy pesimista, podré entender que esa persona me adjetiva como alguien que no imagina un futuro siempre venturoso, pero mi suspicacia también puede hacerme creer que cuando me dice pesimista, lo que en realidad está haciendo es comparándome con los optimistas, que son personas más simpáticas, divertidas, estimulantes.
Si no hay comparación, no hay juicios de valor (porque no se está diciendo «vales más que» o «vales menos que»).
¿Por qué suponemos que cuando nos describen están criticándonos?
Culturalmente existe la costumbre de no enfrentar a alguien para decirle, por ejemplo: «Con esa ropa pareces un enano»; o «tu hijo es un insolente»; o «no me grites que no soy sordo».
Por el contrario, acostumbramos hacer una descripción alusiva, en la cual deslizamos con la mayor sutileza posible, qué particularidades deberían ser cambiadas.
Por ejemplo: «A tí te quedan bien las prendas de colores claros»; «tu hijo tiene mucha personalidad»; «defiendes tus ideas con gran pasión».
Sin embargo, cuando recibimos un diagnóstico de un profesional de la salud (médico, psicólogo, odontólogo), necesitamos consultar además si eso que se nos dice de nosotros es un diagnóstico positivo, neutro o negativo.
En psicología pasa muy a menudo que alguien recibe la información de que «está negando la existencia de un problema»; o que «está reprimiendo un deseo»; o que «esa conducta es obsesiva».
Es oportuno saber que la psiquis de cada uno resuelve su relación con la realidad de la mejor manera posible y que no siempre está mal negar, reprimir un deseo o ser obsesivo.
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12 comentarios:
Nunca se me ocurriría decirle a alguien que su hijo tiene mucha personalidad, si en realidad me parece un insolente. Es muy difícil que la otra persona interprete lo que en realidad le queremos decir. Además me parece mucho más sano ser frontal (con educación, claro).
Las personas que suponen ser criticadas cuando se las describe son un poquito paranoicas, no?
LO IMPORTANTE ES COMO ME DESCRIBO YO
Es tan difícil zafarle a los juicios de valor!
Ese tipo de juicios nos hacen sentir más seguros porque ordenan nuestro contexto de acuerdo a un criterio. De lo contrario todo es caos.
Me parece que no sabría cuando estoy reprimiendo algo por mi bien o si es en mi perjuicio.
Ser obsesiva me dio buenos resultados en mi época de estudiante.
Los profesionales de la salud dan malas noticias porque acudimos a ellos cuando ya no tenemos otro remedio.
Prefiero que el psicólogo me diga que soy una neurótica, así en general, a que me diga que soy una histérica.
La terminal del futuro es la muerte, así que nunca podrá decirse del futuro que es venturoso.
También existe el futuro inmediato o a mediano plazo, que puede ser muy positivo. Joe es otro pesimista, que me perdone.
El de la foto está señalando con el dedo índice. Debe de estar criticando o acusando. También puede ser que afirme algo con vehemencia, pero seguro que es en oposición a otro que dice lo contrario.
No podemos describir a las personas que queremos en una "frecuencia neutra". Creo que es imposible no agregarle valor a lo que nos importa.
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