Porque el márquetin nos induce a
ser compradores compulsivos, ansiosos, intolerantes, nuestra personalidad es
menos apta para criar niños.
En nuestra cultura tienen un
gran protagonismo acciones tales como:
Incitar, promocionar,
estimular, excitar, promover, alentar, provocar,
pinchar, aguijonear, soliviantar, picar, calentar la cabeza, hacer desear, dar manija.
Así como los granjeros preparan
al animalito que piensan faenar para ser comido en las fiestas tradicionales de
cada pueblo, los comerciantes, industriales, financistas, y demás consumidores del mercado consumidor,
realizan algunas de las acciones enumeradas en el párrafo anterior.
Obsérvese que dije: «consumidores del mercado consumidor»:
sólo para ponernos de acuerdo les comento que los compradores somos en cierto
modo faenados, comidos por quienes se alimentan de nosotros, esto es, el mercado
de ofertas de nuestra sociedad.
La publicidad que recibimos no es otra cosa que esa
preparación que ellos nos hacen predisponiéndonos para que compremos lo que ellos
producen y venden.
Repito: los consumidores somos para los vendedores algo muy
parecido a los pavos, los pollos, los
conejos o los cerdos que finalmente terminan en la mesa familiar para deleite
de los comensales.
Con esa preparación los potenciales compradores necesitamos
estar estimulados para desear intensamente eso que ellos venden. A eso se
dedican el márquetin, la publicidad, la mercadotecnia.
Uno de las influencias principales consiste en bajar nuestra
tolerancia a la frustración.
Un buen comprador es aquel que no soporta durante mucho
tiempo un deseo, un antojo, una necesidad, insatisfechos. Los vendedores aman a
los compradores compulsivos, desesperados, quienes gastan hasta lo que no
tienen y se endeudan hasta en lo que no podrán pagar.
Por lo tanto, es útil reconocer que estamos siendo
estimulados científicamente para que seamos intolerantes, irritables, ansiosos,
apurados, irreflexivos, impulsivos, temerosos, dependientes, sumisos,
hedonistas.
Con
una personalidad así no tenemos paciencia para criar niños.
(Este es el Artículo Nº 1.999)
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