viernes, 30 de agosto de 2013

El contexto social es un estuche



 
Nuestro contexto social se parece al estuche de una alhaja: nos contiene y nos conserva la forma.

El estuche de las alhajas está diseñado de tal forma que la protege, sobre todo contra golpes, no así contra el agua ni el fuego.

Dicho envase suele tener la forma de la alhaja ahuecada. En ese hueco el  valioso objeto cabe con justeza aunque no con desmesurada presión.

Además, está forrado de telas muy suaves, tales como terciopelo, seda, raso.

Es momento de pensar que el estuche es la piel de una joya que representa a nuestro cuerpo. Dicho de otro modo: «la joya» representa al propietario del valioso objeto.

Algo similar ocurre con otros objetos representantes de su propietario: el auto, la casa, el reloj, el celular, la ropa, los zapatos, los títulos universitarios.

No sólo objetos sino también personas: cónyuge, hijos, otros familiares.

Estos elementos nos aportan prestigio cuando aplicamos el proverbio: «Dime con quién (o con qué) andas y te diré quién eres».

Retomando el concepto de estuche protector en el que la alhaja cabe con justeza aunque sin presión, es momento de pensar que el estuche es el entorno, el contexto, lo habitual, la rutina, aquello que siempre está a nuestro alrededor y que parece contenernos, repito, con justeza pero sin presión.

Podemos pensar en el trabajo, la familia, el barrio, el club, el partido político, la iglesia.

Si podemos admitir estas comparaciones, podemos dar un paso más para decir que una persona en su contexto, al que siente como una segunda piel, termina por no saber si tiene la forma que tiene porque ella es así o porque el contexto no la deja ser de otra manera. Es como si no supiéramos si la joya conserva su forma por sí misma  o porque el estuche la obliga.

(Este es el Artículo Nº 2.005)

No hay comentarios.: