lunes, 21 de marzo de 2011

¡Se siente, se siente, Bobby presidente!

El poder al que logramos acceder es tan deseado como temible por la cuota de responsabilidad que involucra.

En otro artículo (1) les comentaba sobre cómo algunos cónyuges abusan del poder que creen recibir del colectivo (sociedad o iglesia) que los consagra en matrimonio.

El poder actúa como el alcohol cuando provoca sensaciones de omnipotencia, alegría, infalibilidad (reacción maníaca).

La ebriedad alcohólica también puede provocar lo contrario, esto es, tristeza, baja autoestima, culpa.

El poder también puede provocar una reacción similar en tanto induce a la irresponsabilidad, el aniñamiento, repliegue.

Aunque parezca mentira, existen grupos familiares en los que el veterinario tiene que intervenir para que la mascota canina se ubique en el último rango jerárquico porque algunos integrantes preferirían abstenerse radicalmente de cualquier cuota de poder (léase: responsabilidad).

Hace unos años les comentaba en un artículo (2) lo que ocurre en algunos hogares con niños o jovencitos que tienen un gran dominio de la computadora, a diferencia de los adultos que no logran entenderla, le temen o no paran de cometer errores que la estropean.

Algo similar les comentaba más recientemente (3) sobre la importancia que muchas personas les confieren a los títulos universitarios.

En grandes sectores de la sociedad, inclusive entre personas responsables de tomar decisiones que involucran la suerte de muchas otras, existe la creencia en que los universitarios saben y están capacitados para ejercer el poder.

Este prejuicio tiene como principal estímulo el deseo de tantas personas de no asumir responsabilidad, la preferencia por delegar la toma de decisiones a otros, en términos más coloquiales: el deseo de lavarse las manos.

Ya existe el vocablo tecnocracia para designar este modelo en el cual una mayoría de ciudadanos irresponsables huyen de toda cuota de poder, al punto de entregársela a quien sea: profesional, niño o perro.

(1) La soledad del poder

(2) ¡El señor sabe cómo vestirse!

(3) Los universitarios son ignorantes maduros

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8 comentarios:

Carolina dijo...

No sea malo, doc. Vivir en sociedad implica responsabilizarse de tantas cosas...

la osita dijo...

Con el osito decidimos no tener hijos hasta que no le enseñemos a Sultán, quien es que manda en esta casa.

Paty dijo...

Puede que quienes tengan un título sean más maduros y por lo tanto, más responsables. Ud mismo lo dijo.

Liberto Picudo dijo...

Como los universitarios han cursado estudios superiores, directamente se creen superiores. Por eso se postulan para cargos de dirección.

Orlando Panificación dijo...

No puedo con mi genio, cada vez que intento lavarme las manos, terminan agarrándome con las manos en la masa.

Enrique dijo...

Mamá siempre decía que si a mí me daban poder iba a ser como un mono con escopeta.

Canducha dijo...

Algunos hombres se toman en serio eso que dice en la libreta de casamiento: que la esposa les debe obediencia. Mejor sería que asumieran que en la libreta dice que son los jefes del hogar y se hicieran responsables de parar la olla.

Roque dijo...

Siempre digo lo mismo: yo me hago responsable, si la salud me ayuda.