martes, 8 de marzo de 2011

La indigestión amorosa

Sólo podemos amar si combinamos adecuadamente la presencia y la ausencia del ser amado.

Tenemos que recordar que sólo podemos percibir en base a contrastes:

— Blanco sobre negro;

— Bueno sobre malo;

— Presente sobre ausente, etc.

Otras veces he hecho comentarios sobre este mismo asunto, sin olvidarme de mencionar a la teoría de la Gestalt y las consecuencias psicológicas de nuestra forma de percibir.

He notado que en nuestra cabeza está la idea de que la polaridad (blanco/negro, por ejemplo), necesaria para que podamos registrar la realidad, suele estar íntimamente afectada por nuestros sentimientos, escala de valores, preferencias.

La polaridad principal a estos efectos parece ser bueno/malo.

Cuando decimos que algo es malo, seguramente estamos diciendo algo así como «me hace daño», «me molesta su compañía», «lo rechazo, me alejo, intento combatirlo».

Al establecer estas adjetivaciones para la categoría malo, automáticamente estamos estableciendo las adjetivaciones para la categoría opuesta, entonces cuando decimos que algo es bueno, estamos indicando que «me hace bien», «deseo su compañía», «lo busco, lo atraigo, lo cuido».

Si estas consideraciones entran en combinación con las referidas a las necesidades y a los deseos, tenemos que hacer algunos retoques en las conclusiones.

He comentado recientemente cuán necesarias son las necesidades y los deseos para que el fenómeno vida no se detenga nunca (para que no muramos).

Para ir directamente al punto, doy por cierto que una mayoría piensa y actúa tratando de estar lo más cerca posible del ser amado.

Tan es así que casi todas las culturas han establecido la institución matrimonial, la monogamia, la convivencia bajo un mismo techo.

Estas prácticas de presentismo intensivo dificultan el surgimiento del deseo recíproco, lo cual es mortífero en tanto el fenómeno vida depende del deseo y las necesidades.

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9 comentarios:

Canducha dijo...

Necesito presentismo; si no con quién voy a pelear?

Marta dijo...

Cada pareja sabrá convinar la presencia y la ausencia de manera adecuada.
Para mi gusto, aunque ambos estén ocupados, vivir bajo un mismo techo es demasiada presencia.

Evaristo dijo...

La cuestión es elegir lo bueno, en su justa medida.

Ernesto dijo...

Al igual que Marta apuesto a la calidad, y no a la cantidad.

Lilián dijo...

Como todo siempre es complicado, debemos tener presente que ya sea elijamos lo bueno o lo malo, habrá dentro de cada opción aspectos positivos (buenos) y negativos (malos).

Yolanda dijo...

Tendríamos que educar la posibilidad de percibir matices más delicados.

Rosana dijo...

Me cuesta creer que las prácticas de "presentismo intensivo" sean tan erradas, por todo el tiempo que han perdurado.

Iris dijo...

Si hay blanco y negro, me gusta ver el gris.

Anónimo dijo...

como puede existir el deseo de encontrarte con alguien si lo ves todos los dias???....la vida esta llena de deseos si los pierdes estas anulado ...no mates a tu pareja con el presentismo intenso