viernes, 25 de marzo de 2011

El accidente de nacer

Nacer es un accidente traumático con final feliz. Los demás accidentes traumáticos también, pero menos veces.

Repentinamente un vehículo me embiste cuando camino por la vereda de una calle. Todo me da vuelta en medio de un aturdimiento nuevo para mí.

Siento gritos, ruidos, sacudones, manoseos. No me duele nada, me cuesta un poco respirar. Evoco viejos recuerdos tan poco frecuentes como el aturdimiento.

Una sirena se aproxima, más gritos, órdenes, voces que se acercan y se alejan. Alguien me pregunta si la oigo, creo que le contesto pero vuelve a preguntármelo. Siento que soy levantado y puesto en otro lugar. Luego vuelven a moverme, se cierran unas puertas y supongo que me subieron a un vehículo que arranca con mucho ruido al que se agrega otra vez la sirena. Otros van conmigo hablando de temas triviales.

Aunque estuve describiendo el punto de vista de un accidentado, lo hice pensando en cómo se sentirá un niño que nace.

Las contracciones de la madre son como un accidente en cámara lenta, interminable. Algo malo está por ocurrir. Estos movimientos del útero son nuevos para mí. Los apretones de todo el cuerpo me alarman. Se avecina una desgracia. Siento frío en la cabeza y nuevas sensaciones auditivas y luminosas.

Las personas hablan, alguien gime fatigada, parece que llora. Todo es demasiado extraño. A veces es agradable pero otras no. La luz es mucho más intensa. Parece que la gente está tranquilizándose. A mí me siguen tocando, moviendo, hasta que me apoyan sobre algo blando y tibio, hay relámpagos, palabras cariñosas, sentimentales, risas llorosas.

Por la nariz me entra un aire con perfume raro, mamá me agarra con tanta habilidad que por primera vez me alegro de que me muevan, pone algo suave en mi boca y bebo un líquido delicioso.

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12 comentarios:

Elbio dijo...

Me pareció muy acertada la comparación entre el accidente y el nacimiento.

Luciana dijo...

Usted está demasiado positivo... o seré yo que estoy muy negativa...

Rosana dijo...

El llanto comienza con la respiración por la nariz y la boca.
La vida separados de mamá empieza con dolor. La vida unidos eternamente a mamá, termina con dolor y doloriza todo el recorrido.

Lautaro dijo...

Debe ser una sensación muy rara pasar de un medio líquido a uno gaseoso. Abajo del agua estás más contenido, la densidad del elemento es una especie de abrazo.

Margarita dijo...

Cuando el Licenciado dice que los accidentes traumáticos tienen un final feliz, pero menos veces, está haciendo humor, no es que esté positivo.
Disculpe a Luciana, ella no es capaz de captar sus sutilezas.

Soledad dijo...

En el tercer párrafo leí "siento gritos, sacudones, mausoleos".
Ay, doc! Cuando siento mausoleos es que ya vengo muy sombría. Es como si estuviera cargada de cipreses y flores de plástico.

el neonato dijo...

Cómo que no me duele nada! Usted qué sabe!

Margarita dijo...

No, no, no!!! Al que no le duele nada es al accidentado que está semi-inconsciente.
El neonato tampoco lo comprende, doc... pero yo sí!

Antonio dijo...

O camina por la vereda, o camina por la calle.
Ud disculpe, le hago estas observaciones porque quiero participar pero no sé qué decir.

Pepe Corvina dijo...

Una de las cosas que no soporto de la ciudad es que está llena de sirenas.

Humberto dijo...

Usted disculpe pero leí lo del accidente y dejé por ahí. No sé qué tiene que ver ese recién nacido. Lo que sucede es que estoy en el sanatorio recuperándome de un accidente igualito a ese que ud cuenta. Y cuando leí se me dio vuelta el estómago. Qué inoportuno, doc! Ya sé que ud no tiene la culpa, pero yo que quería distraerme... bueno, voy a leer sus otros blogs a ver si tengo más suerte. (espero que no pase la enfermera porque la muy perra me prohibe la laptop).

Martín dijo...

Ahora me quedó claro. La madre y el hijo se desentienden desde el primer momento. El hijo cree que algo malo está por suceder y la madre piensa que se viene algo maravilloso. Claro que después ella cambia de idea.