jueves, 10 de marzo de 2011

Mamá es insustituible

Las pretensiones de fidelidad conyugal surgen del anhelo de ser los hijos únicos de una mamá imaginaria. Un cónyuge engaña al otro en tanto no le asegure mil veces “yo no soy tu mamá”.

El deseo en el ser humano es causado por la pérdida irreversible que siente cuando tiene que separarse de su madre.

Lo digo de otra forma: cuando el pequeñito estaba con ella, no sabía lo que eran las necesidades porque ella todo se lo solucionaba: alimento, abrigo, caricias, higiene.

A medida que crece, se le exige que controle los esfínteres, que se lleve los alimentos a la boca, que se duerma solo y otras infinitas tareas, dolorosas, angustiantes, que él sólo puede interpretar como una pérdida, un angustiante empobrecimiento, un lacerante abandono afectivo.

En suma: El niño puede constatar que antes era rico y que ahora es pobre. El deseo surge de esa nostalgia de tiempos mejores y la búsqueda de satisfacerlo genera la energía necesaria para intentar recuperar la riqueza original.

La historia se repite y eso entra en combinación con nuestro insaciable deseo de recuperar aquella riqueza perdida: la maravillosa convivencia con mamá.

Cuando los adultos nos enamoramos, incurrirnos en por lo menos un error grave.

Efectivamente, creemos ver en nuestro ser amado a aquella mamá. El hecho que esto ocurra inconscientemente significa que bajo ningún concepto nos damos cuenta que mujeres y hombres buscamos en nuestro futuro cónyuge a nuestra madre.

Estos adultos quieren unirse, compartir una vivienda y tener hijos, con la ilusión de que podrán satisfacer eso que tanto buscaron: recuperar la magnífica vida que tenían con mamá.

Como siempre quisieron ser hijos únicos, exigirán que esta unión sea monógama (mamá y yo, ¡y nadie más!).

Las disoluciones conyugales ocurren porque las expectativas puestas en el matrimonio era exageradas.

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12 comentarios:

Raúl dijo...

Totalmente de acuerdo. Y agrego algo más: ese matrimonio tiene que asegurarse (uno al otro) que no va a faltar abrigo, alimento, caricias, compañía grata y eso no se consigue gratuitamente, tiene un altísimo costo: el costo atenta contra la convivencia, y tal vez, contra la monogamia. Cuando llego a mi casa, cansado de lo que fue mi día de trabajo (que trabajo para satisfacer las necesidades de mi pareja, somos monógamos), la encuentro a ella tan cansada como yo, estresada y con ganas (ambos) de desquitarnos: como estamos solos, lo hacemos uno con el otro. Lo que mata las relaciones no es la monogamia, sino la CONVIVENCIA. Yo voto porque los matrimonio sean monógamos pero que no convivan.

Martín dijo...

Si alguna vez me caso, mi esposa tendrá que repetirme 10 millones de veces que no es mi mamá, de lo contrario no podré sentirme tranquilo.

Beto dijo...

No sé. A mí las esposas que hacen de madres me resultan insoportables.

Alberto dijo...

En qué circunstancias nuestro cónyuge puede llegar a sentirse tan satisfecho como un bebé con su mamá?
Sólo se me ocurre una; uno de los dos tendría que trabajar para ganar el sustento para ambos, el cual además debería cubrir todas las necesidades. El que no sale a trabajar, no debería trabajar en su casa; ni en las tareas domésticas, ni en la crianza de los hijos. Entonces, para reproducir aquella situación ideal de nuestra primera infancia, uno de los miembros de la pareja debería dedicarse a atender al otro en todo lo que sea necesario. El agasajado, sólo deberá curiosear, entretenerse, dormir.
Una situación así es imposible. No creo que esté en las expectativas de nadie, ni siquiera en las más fantasiosas.

Marcia dijo...

Un adulto no podría convivir con alguien que verdaderamente se comportara como la mamá.

López dijo...

Qué lindo! Una mujer que sea como una madre! Lo único que pido, es que no me abrigue, de eso me encargo yo.

Daniela dijo...

La especie humana vive la pérdida de los cuidados maternos, pero otras especies también... y no son monógamos ni nada que se le parezca.

Canducha dijo...

Algunas mujeres quieren ser monógamas porque no se atreverían a mostrarse desnudas frente a ninguna persona más del sexo opuesto (alcanzó y sobró con el marido y el ginecólogo).

Aldo dijo...

El de Canducha parece ser un buen motivo para ser monógamo. Y hay más, por ej, no soportar que nadie toque a tu mujer, y por lo tanto comprometerse en forma recíproca.

Arturo dijo...

Me juego a que debe de andar alrededor de un 60%, la cantidad de parejas que exigen fidelidad al compañero/a, pero no se la exigen a si mismos. Los clásicos cagadores.

Eduardo dijo...

En el caso de nuestra pareja, ambos necesitamos fidelidad conyugal y nos la brindamos sin ningún tipo de drama. Yo no diría que la fidelidad conyugal es una pretensión. A muchos nos hace sentir bien.

Anónimo dijo...

Hay madres que solucionan todo PERO MAL.