domingo, 6 de marzo de 2011

En medio de tanta gente

Leticia sólo se ríe y llora si está a solas con su única amiga.

Acostumbra usar un sombrero que se le voló a un turista argentino.

Odia a su hermano mayor porque es drogadicto, violento y ladrón; adora a su hermanito porque es indefenso y tuvo que criarlo como a un hijo cuando la madre comenzó a trabajar fuera de la casa.

Viven en una ciudad que fue francesa en medio de un país sobrecargado de gente exótica, que no para de hablar y de moverse.

Llegó carta del padrino indicando que podrá cumplir su promesa de pagarle los estudios en París. El dinero adjunto sólo alcanzó para un boleto en una compañía cuyas naves milagrosamente aún no naufragaron en el bulímico océano.

Leticia se abrazó largamente a su amiga, besó a su mamá y casi pierde una lágrima frente a su hermanito.

En mitad del recorrido, la lancha cargada con cientos de personas, se desvió para hacer reparaciones, atracando en una isla pequeña que hervía de chinos, africanos e hindúes.

Aunque miraba el horizonte, sintió que alguien la observaba, se le acercaba y que se apoyó intencionalmente en la misma baranda.

Minutos después, sintió una caricia sobre el dedo meñique que prontamente se extendió al resto de la mano izquierda.

No quiso ni pudo moverse.

Supo que era un hombre de otra raza y que su destino había cambiado cuando él apoyó la mano sobre el hombro derecho.

Enterada de que había comenzado a desposeer su cuerpo, caminó junto a él hasta una cabaña de madera artísticamente decorada.

Los sentidos exaltados por la penumbra sintieron con regocijo cómo le eran quitadas las pocas prendas que la cubrían.

La piel suavísima del varón la obligó a acariciarlo, enardeciéndolo. Recordó a su hermanito fugazmente para luego quedar envuelta en un vértigo que no podría compartir con su amiga por falta de palabras adecuadas.

En medio del océano, en medio de una isla, rodeada por miles de personas que parloteaban, ella vivió «la» experiencia como su mamá no supo anticiparle.

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15 comentarios:

Ana Virgen dijo...

¿No se puede averiguar el nombre de la compañía de navegación? Me urge embarcarme !!!

Carolina dijo...

Qué lindo cuento doc! Me encantó!!

el poeta dijo...

El océano evacúa en la orilla; allí donde empieza la roca o la arena.

Ma. Eugenia dijo...

Cuando un hombre está así, enardecido, se correrá el riesto de que te pegue?

Ma. Eugenia dijo...

perdón quise decir riesgo, no riesto

Canducha dijo...

Ahora... y yo digo no... el hombre ese no podrá pagarle los estudios?

Lola dijo...

Al tipo me lo imagino africano, no sé porqué...

Chapita dijo...

A veces me desposeo de mi cuerpo. Él se va a dar una vuelta y yo me quedo mirándolo, con un poco de nostalgia. Él camina cansado, con la mirada gacha y da una vuelta a la plaza. Alguna vez piropea a las muchachas con la voz muy bajita. Cuando vuelve siempre lo espero con el mate y lo invito con un pucho.

Nolo dijo...

Conozco a esa isla. Es la isla de la raza. Siempre celebran el 12 de octubre. Además, no sé por qué, ese día hacen competencias caninas. Son todos perros con bruto pedigree. A mí la raza que más me gusta es la del Sultán; silvestre nomás.

Ulises dijo...

Esa historia terminó mal. Leticia quedó embarazada, se enteró cuando estaba en París. Del tipo nunca supo ni el nombre. Ella había pensado trabajar y estudiar, pero estando en esas condiciones tuvo que dejar el estudio para más adelante. Cuando logró los medios suficientes envió al pequeño a un jardín y se inscribió en la Facultad de Antropología. Apenas el pibe empezó a hablar, le dijo a media lengua: "mami, los nenes dicen que no sos mi mamá polque yo soy chino".

Luján dijo...

Las lágrimas no se pierden, ellas también van al Cielo y forman nubes.

Calderita Araújo dijo...

Cuando siento que alguien me observa, me doy vuelta demasiado rápido.
Ando desesperada.

Marcos dijo...

Ana V., la compañía de navegación se llama La Veloz. Pero no se la recomiendo -en el caso de que ud quiera llegar a Europa-. Sucede con frecuencia que los pasajeros se amotinan y piden una semana en la isla, como ud comprenderá, eso puede retrasar mucho el viaje.

José dijo...

Le digo que los padrinos nos comprometemos a cada cosas...

Cadencio Fraternal dijo...

Tú me dices drogadicto
tú me dices ladrón
pero yo no soy violento
siempre robo a pulmón.
Si me drogo es con hierba
no molesto, soy brabucón.
Y te quiero mi amiga
no me guardes más rencor.