viernes, 26 de febrero de 2010

El hombre no existe

Jacques Lacan fue un psiquíatra francés, muy inteligente y creativo, pero también experto en molestar.

Disfrutaba provocando a su auditorio, diciéndole frases confusas pero dando a entender que él conocía la interpretación correcta.

Dijo por ejemplo: «la mujer no existe».

Según parece lo que pretendió decir fue que sólo existen mujeres de carne y hueso (María, Rebeca, Susana) pero «la mujer» (en sentido abstracto), no existe porque sólo es una idea.

Varias veces (1) he comentado con ustedes que la naturaleza se vale de «premios y castigos» para estimular el fenómeno vida.

No estoy enojado con el doctor Lacan, porque —si bien me escondió las respuestas y me obliga a pensar (cosa que evito siempre que puedo)—, me incita a encontrar ideas divertidas.

Las mujeres viven disgustadas porque no encuentran al Príncipe Azul. Ese mítico personaje masculino que tendría que llegar en un caballo blanco a raptarlas, no aparece.

Como hace un tiempo señaló una comentarista de estos blogs, si «la mujer no existe» (por el motivo que ya expuse), también es válido decir «el hombre no existe».

Y acá tenemos una explicación interesante: El Príncipe Azul que esperan las mujeres es nada menos que «el hombre» y no aparece porque «el hombre no existe». Los únicos que existen son hombres de carne y hueso (Juan, Pedro, Roberto).

¿Son tontas las mujeres que esperan infructuosamente al Príncipe Azul?

Respuesta 1 (la más urgente): No son tontas. Por el contrario, se estimulan como la naturaleza manda: creándose situaciones inevitablemente frustrantes porque intuyen que ese tipo de dolor es estimulante de la vida.

Respuesta 2 (la más ingrata): Las mujeres buscan al Príncipe azul porque en realidad buscan «un hombre» cualquiera, siempre que su dotación genética le fecunde hijos sanos y hermosos. (2)


(1) La naturaleza es hermosa pero antipática; (Maldita)Felicidad publicitaria; Somos marionetas de la naturaleza; Loción infalible contra las molestias; La disconformidad universal.

(2) Amor por conveniencia; Cuando los títeres se enamoran; Es así (o no).

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11 comentarios:

Rebeca dijo...

La esencia de mi ser no es de carne y hueso. Pertenezco al universo y como todo lo viviente nací del polvo de estrellas.

Sandra39 dijo...

Nos es difícil acepatar que cada persona es individual y diferente, sobre todo cuando mantenemos un con ella un lazo afectivo. Cuando queremos a alguien pretendemos que tenga nuestra misma escala de valores, y que en las cosas importantes de la vida se comporte como nosotros nos comportaríamos. Es un gran error, porque así no hacemos más que querernos a nosotros mismos. Nos cuesta mucho querer a OTRO.

Nadia dijo...

Las madres queremos hijos sanos. Lo de hermosos lo pone nuestra subjetividad.

Lucía dijo...

El Príncipe Azul es la condensación de todas las perfecciones imaginables por una mujer en un hombre.
Se podría decir que es un ser mitológico superior a un *arcángel, que ni siquiera sería admitido en el Parnaso.

*superior a un arcangel porque tendría sexo.

la gordis dijo...

¿Quiere decir que yo como chocolates para sufrir por mi gordura y al final de cuentas sobrevivir obesa en lugar de pegarme un tiro?

Katy dijo...

A mi me raptaron pero usaron una furgoneta y después pidieron rescate.

CHECHU dijo...

PRINCIPE AZUL NO
SIRVE DRACULA

Paty dijo...

Lo malo del Príncipe Azul es que su sangre le debe dar muy mal color. Un color así, tipo los de Avatar.

Marta dijo...

Yo sí creo que las mujeres que esperan al Príncipe son tontas... salvo que estén buscando un casamiento por conveniencia.

Carolina dijo...

Mi hombre es puro hueso, pero es un amor; podría decirse que es el espectro del Príncipe Azul.

Mª Eugenia dijo...

El de la foto es Lacan o el príncipe azul con una capa roja?