jueves, 25 de febrero de 2010

Nadie es mejor que mi perro

Estamos acostumbrados a hablar genéricamente de seres humanos (especie) para referirnos al conjunto de hombres y mujeres.

Dentro de la naturaleza, lo único que tenemos que hacer es conservar lo que llamamos «genéricamente seres humanos».

En el proceso de reproducción, los varones tenemos una participación escasa si la comparamos con la que tienen las mujeres.

El varón satisface su deseo sexual y continúa con sus asuntos personales. La mujer, en caso de quedar embarazada, comienza un largo proceso que puede terminar 20 años después, con el casamiento de su hijo.

Siendo que la conservación de la especie es nuestra tarea más importante y teniendo en cuenta que participamos de forma tan diferente, correspondería pensar que hombres y mujeres pertenecemos a categorías tan distintas que hasta podría decir que somos dos especies diferentes.

Por lo tanto —y volviendo al primer párrafo—, podría decirse que los hombres pertenecemos a una especie y las mujeres a otra especie.

Aunque continuemos llamándonos «genéricamente seres humanos», la semejanza que hay entre unos y otros se menor a la que imaginamos.

Cuando hablamos de mamíferos, podemos pensar en vacas, tigres, ratones, seres humanos, caballos.

Algo muy importante que los mantiene en categorías distintas es que una vaca no puede ser fecundada por un caballo y así en cualquier otra combinación imaginable.

Por lo tanto pensamos que una hembra y un macho pertenecen a la misma especie sólo si pueden fecundarse entre sí. Éste es el dato decisivo (1).

Este único dato ¿no estará recibiendo excesiva relevancia en nuestra interpretación de la realidad?

Observemos que hombres y mujeres nos llevamos bien —muy bien y hasta mejor—, con los perros y otras mascotas.

Decir que somos de la misma especie, ¿nos ayuda o nos impide comprendernos?

(1) El lenguaje ¿formará parte de la complementariedad reproductiva?

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12 comentarios:

Luis dijo...

Los padres no nos desentendemos de nuestros hijos. No generalice a partir de lo que hace una minoría.

Sandra39 dijo...

Soy de la idea de que cuanto más desarrollamos el lenguaje más nos cuesta comprendernos. Pocas palabras, ayudan a centrarse en los hechos y actitudes. A veces discutimos durante horas por estupideces, sólo porque nuestro desarrollo del lenguaje nos permite captar un montón de matices, matices que son distintos en cada individuo. Los malentendidos se montan unos sobre otros y todo termina en un gran enredo que deteriora los vínculos.

Graciana dijo...

Para mí el lenguaje es esencial para la reproducción. Nunca tendría sexo con un hombre que fuese grosero en su forma de hablar o que no supiera decir cosas cariñosas.

Esther dijo...

Mi esposo y yo somos infértiles ¿quiere decirme ud a qué especie pertenecemos?

Valentín dijo...

Tan bien nos llevamos con los perros, que muchas parejas prefieren adoptar un cachorro canino a uno humano.

Rubén dijo...

Por algo está el dicho: cuanto más conozco a la gente más quiero a mi perro.

Emma y Osvaldo dijo...

Los hijos son hijos toda la vida.

Sebastián dijo...

Hoy por hoy, y cada vez más, la participación predominante de la mujer se limita al primer año de vida.

Yésica dijo...

Es cierto, los varones satisfacen su instinto y luego "si te he visto no me acuerdo". Son todos iguales.

el encantador de perros dijo...

A mi perro siempre lo entiendo. No puedo decir lo mismo de mi mujer.

Alicia dijo...

El enorme desarrollo del lenguaje en la especie humana da a pensar que quizás lo más importante no sea reproducirnos.

Camelia dijo...

Qué original aporte. Gracias. Felicitaciones!