miércoles, 3 de febrero de 2010

Educar y amaestrar

Si observamos los productos de ficción que consumen los niños (films, comics, juegos), constataremos que las aventuras que vive el personaje principal (con quien el pequeño se identifica) están sobrecargadas de exigencias y proezas sobrehumanas.

La megalomanía (delirio de grandeza) disminuye la angustia que padecemos por sabernos muy vulnerables.

Este sentimiento compensatorio está en función inversa al miedo que sentimos a sufrir o morirnos. Las fantasías son más grandiosas cuanto más débiles nos sentimos.

A pesar de que los demás seres vivos demuestran claramente que son más fuertes y cuidadosos del ecosistema que los contiene, igual nos creemos la especie superior.

Hasta cierto punto este orgullo (infundado) se manifiesta entre nosotros cuando las diferentes clases sociales suponen que «los otros son unos animales».

En los ejércitos conviven los oficiales con los soldados rasos.

Los militares suelen pensar que los oficiales son humanamente superiores a los soldados rasos, (porque han estudiado, porque provienen de clases socio-económicas medias y altas o simplemente por un prejuicio).

Esta creencia incluye suponer que los oficiales «tienen agallas» (coraje, resistencia, nobleza), mientras que los soldados rasos, por ser inferiores, tienen que ser adiestrados, aplicándoles procedimientos que en gran medida se parecen a los que se usan para amaestrar animales (premios, castigos, ejercicios agotadores).

Se supone que un oficial sólo puede incumplir su obligación por desmayo (lipotimia) o fallecimiento. Los soldados rasos son «hijos del rigor», «deben estar continuamente vigilados», «no piensan».

En suma: la creencia (infundada) en que los seres humanos somos una especie superior al resto de los seres vivos, nos autoriza a pensar que dentro de nuestra misma especie también hay personas que son más humanas que otras.

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10 comentarios:

Lorente dijo...

De hecho el comportamiento de algunas personas es más humano que el de otras. Esto es real, más allá de que dependa de la dotación genética y el hambiente socio-cultural.
Cierto es que nada de lo humano nos es ajeno, porque bajo determinadas circunstancias no sabemos como podemos llegar a reaccionar.

Ben 10 dijo...

Si los niños supieran el esfuerzo que debemos hacer los súper-héroes para mantener nuestra fuerza y nuestros poderes, dejarían de tener interés en nosotros.

Beatriz dijo...

Hay unas cuantas diferencias entre educar y amaestrar. Cuando educamos transmitimos valores a través de nuestro comportamiento, y allí el premio/castigo, no entra en juego. Además al educar transmitimos información, tradiciones y métodos de trabajo.

Damián dijo...

Soy fuerte y no tengo fantasías grandiosas. Por culpa de eso mis suegros dicen que no tengo ambiciones.

Tamara dijo...

Como las diferentes clases suponen que los otros son unos animales, es que yo sigo diciendo que la lucha de clases no es un concepto perimido.

Magela dijo...

Así que los oficiales tienen que cumplir su obligación estando enfermos?
Ahora entiendo...

Noemí dijo...

Algunos padres educan a sus hijos como si fueran soldados rasos.

Sandra39 dijo...

Lo peor es que nos sentimos superiores pero no somos del todo conscientes de ello.
Al no tener conciencia, nuestras barbaridades son aún más grandes.

Paty dijo...

En los entretenimientos que consumen los niños, los malos son demasiado malos y los buenos demasiado buenos: nada que ver con la realidad.

Clara dijo...

Superwoman también tiene,migrañas,el periodo,etc.
Las fantasias nos protegen de la vulnerabilidad y también nos ayudan a crecer.
Ese mundo de : alfas,betas,g,etc. Ya sé tiene que ir superando.