lunes, 24 de noviembre de 2008

«Necesito que te vaya un poco mal»

Sobre ciertos temas sería preferible no pensar demasiado porque se corre el riesgo de llegar a conclusiones desagradables.

A pesar de eso siempre me dirijo a aquellas personas que prefieren conocer todas las opiniones para después elaborar las propias.

Mis artículos están pensados para quienes piensan por sí mismos y no para quienes prefieren comprar las opiniones de otros.

Para cumplir con la misión humana número dos (reproducirnos) necesitamos a otro y para cumplir con la misión humana número uno (conservarnos) también necesitamos contar con la colaboración de otros (proveedores y prestadores de servicios, honorarios o rentados).

La prohibición del incesto nos obliga a buscar compañía fuera del núcleo familiar.

En este emprendimiento, buscaremos a alguien que se adecue a nuestros gustos y que esté dispuesto a darnos lo que nos falta (el compromiso afectivo de que estará junto a nosotros “en las buenas y en la malas” ... sobre todo “en las malas” que es cuando más necesitamos compañía y que es cuando más difícil se hace acompañarnos).

Quizá sea más difícil acompañarnos cuando estamos mal, por el trabajo y las privaciones que le impondremos a quien nos acompañe, pero simultáneamente, esa difícil situación nos volverá más dependientes de ella y ésta podrá entonces sentirse más segura de nuestra compañía mientras estemos mal.

Su colaboración generará una deuda que nuestra responsabilidad y gratitud hará que una vez superado el trance, sigamos en deuda durante todo el tiempo por venir.

La necesidad que todos tenemos de que no ser abandonados incluye el deseo —y en algún caso también tomar las acciones que fueran necesarias— de que el otro en algún momento esté lo suficientemente mal como para que esa responsabilidad y gratitud lo obliguen moralmente a no abandonarnos.

Por lo tanto, las relaciones de pareja incluyen aspectos sobre los que sería mejor no tener información porque arruinan la ilusión de que los motivos que conservan los vínculos tan necesarios son generosos, desinteresados y de que nunca incluyen el deseo de que nos vaya mal.

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21 comentarios:

Anónimo dijo...

En la etapa de la niñez deseaba enfermar porque era la única manera de que me prestaran atención. De adulto no he tenido la misma suerte.

Anónimo dijo...

Cada vez más las personas hemos dejado de tomarnos las manos como en la foto porque ahora agarramos de esa forma el mouse de la compu.

Anónimo dijo...

Las personas que envidio las odio porque si las envidio es porque no me necesitan y por lo tanto no me amarán. Como no me amarán entonces las odio como futuras no amantes mías.

(Es fácil. Si no me entiendes es porque no pones buena voluntad. ¿Tú tampoco me querrás?)

Anónimo dijo...

Ud se limita a la relación de pareja pero me parece que los padres también quieren que no nos desarrollemos para no perder su rol de mando y control sobre nosotros.

Anónimo dijo...

¡Qué depre! Para ud está todo mal. ¿Con qué se desayuna?

Anónimo dijo...

La clave está en tener claro pero muy claro que a quien más amamos es a nosotros mismos y que todos los demás ocupan un cómodo y lejano segundo lugar.

Anónimo dijo...

La forma en que plantea las cosas hace que todo parezca difícil. Tener una deuda de gratitud con alguien no implica una esclavitud, como me parece entender que dice ud.

Anónimo dijo...

Somos tres hermanos y a mí me tocó hacerme cargo de mi madre en su vejez. Lo hago con amor pero a veces es difícil, necesitaría más colaboración de mis hermanos,

Anónimo dijo...

Ud dice que deseamos en el fondo que un ser querido pase por una situación en la que nos necesite para que podamos acudir en su ayuda y así generar la deuda que nos asegura cobrar con la misma moneda el día que nosotros lo necesitemos. Algo de cierto puede haber, pero sabe una cosa, encarar la vida así es agotador.

Anónimo dijo...

Los vínculos de pareja no son desinteresados pero no por eso dejan de ser generosos. Si se desea tener pareja es porque se la necesita.

Anónimo dijo...

Estar con un ser querido en las malas, te da la oportunidad de demostrarle cuánto lo querés y eso está bueno, afianza el vínculo.

Anónimo dijo...

También es difícil acompañar al otro cuando está bien y uno está mal. El que está bien se siente frustrado por no poder compartir su alegría. En otras palabras, el que está mal pasa a ocupar el lugar del aguafiestas.

Anónimo dijo...

En Argentina la ley prohibe el divorcio cuando uno de los cónyuges ha perdido la razón.

Anónimo dijo...

La mente humana es compleja pero de ahí a pensar que se puede desear que a un ser querido le vaya mal...no sé, o no es realmente un ser querido, o se es un desgraciado.

Anónimo dijo...

Una de las maneras de no caer en las malas es tener compañía para vivir las buenas.

Anónimo dijo...

Es imposible no estar en deuda. Siempre estamos en deuda con alguien. De manera directa con las personas que interactúan con nosotros y de una forma más lejana pero no por eso menos real, con nuestros antepasados.

Anónimo dijo...

Odio que me acompañen cuando estoy mal, mi hijo no lo entiende. No puedo culparlo, actúa como los demás esperan...NO COMO YO ESPERO, por eso le hago la vida imposible con la poca energía que me queda...pero el flaco insiste. Bueno, al menos me entretengo apagándole el despertador, volcando el agua, pidiéndole la chata cuando no tengo ganas y otras maldades inocentes por el estilo.

Anónimo dijo...

Siguiendo su razonamiento, entonces cuando no se le da una mano a un ser querido es para evitarle una deuda futura ¡Ese pique me gusta para zafar de unos cuántos compromisos!

Anónimo dijo...

Me gusta colaborar y que me colaboren. Así que si ando generando deudas, me tiene sin cuidado.

Anónimo dijo...

No siento gratitud ni responsabilidad. Pueden colaborar conmigo todo lo que quieran!!

Anónimo dijo...

Prefieron juntar argumentos a favor de la pareja, en lugar de estar juntándolos en contra.