jueves, 6 de noviembre de 2008

Los antojos son sagrados

En el artículo publicado hoy con el título «Necesito un bombón» comento que un niño puede pedirle un bombón a la madre cuando en realidad lo que está necesitando es que la madre le confirme por millonésima vez cuánto amor le tiene.

¿Por qué el niño no se lo pregunta directamente en lugar de hacer todo este rodeo de pedir un bombón? Acá está una de las claves del psiquismo: el deseo.

Ni un niño ni un adulto escapan al particular funcionamiento del deseo, consistente en ser reconocido como deseante.

Me explico mejor: el niño lo que en realidad quiere es que la madre reconozca, intuya, comprenda, acepte, convalide, entienda, asuma que su hijo desea.

Veamos qué le dice Miguel a su compañera: «Matilde, tengo la imperiosa necesidad de que aceptes mis aspiraciones, mis caprichos, mis antojos. Para mí es fundamental que tu estés convencida de que mis anhelos son legítimos, válidos, respetables, sagrados, incuestionables. Si puedes satisfacerlos me alegraré pero recuerda que lo más importante para mí es que los reconozcas como sagrados».

El deseo de Miguel es que Matilde haga todo eso con sus gustos, aspiraciones, etc. Si Matilde hace eso, entonces Miguel se sentirá gratificado por ella.

Lacan lo dijo así: «El deseo del hombre es el deseo del Otro».

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23 comentarios:

Anónimo dijo...

En mi vida me han solicitado tres pruebas de amor consistentes, una de ellas en una fellatio durante una fiesta familiar por parte del dueño de casa y dos actos sexuales completos entre el 2º y 3º encuentro.

Tengo el sí fácil y lo recomiendo.

Anónimo dijo...

Nunca pude entender a quienes viven en soledad. Creo que aguantaría poco más de 24 horas.

Anónimo dijo...

Lo que entiendo acá es que necesitamos ser amados de punta a punta, sin restricciones, sin dudas, sin intentos de cambiarnos.

Anónimo dijo...

Soy sensible hasta cuando alguien entra distraido y no me saluda.

Anónimo dijo...

Jamás había entendido algo así que me pasa todo el tiempo.

Anónimo dijo...

Los conflictos que tenemos con la gente aparecen cuando esto que Miguel le pide a Matilde, no es aceptado, entendido o cumplido por ella.

Anónimo dijo...

Si por recibir aprobación puede entenderse recibir amor, estoy de acuerdo. Voto con ambas manos.

Anónimo dijo...

Esa frase de Lacan yo la entiendo como que, para existir (tener deseo) dependo 100% de los demás. ¿Cómo haría Robinson Crusoe me pregunto yo?

Anónimo dijo...

Imagino que si una persona está en una celda de aislamiento, para no volverse loca podrá interpretar que cuando le pasan un plato de comida, un semejante está reconociendo su deseo, su necesidad, su existencia y por eso no se muere.

Anónimo dijo...

Si estuviésemos desnudos en el medio de la nada, sería imposible sentirnos reconocidos a través del deseo. Alcanza una prenda, cualquier herramienta, algún elemento natural, para que existan posibilidades de sentirnos existentes.

Anónimo dijo...

Mi hijo era una máquina insaciable de pedir. Entonces comencé a preguntarme qué era lo que en realidad le faltaba. Eso mejoró nuestro vínculo.

Anónimo dijo...

qué bueno está cuando el otro se da cuenta de lo que necesitás sin necesidad de pedírselo!

Anónimo dijo...

Mi novio quiere que acepte y respete sus gustos...son tan distintos a los míos que no sé como hacer. Yo lo quiero y no me gustaría perderlo.

Anónimo dijo...

¡Qué bien lo explica! Al fin entendí que es eso del deseo del Otro.

Anónimo dijo...

Lo peor de la esclavitud es que el Otro no te convalida como ser deseante.

Anónimo dijo...

¿Entonces todo lo que te obligan a hacer en contra de tu deseo, es un desconocimiento a la persona?

Anónimo dijo...

Si el día de mi cumpleaños me llaman por teléfono y me hacen regalos, me siento reconocida. Igual me doy cuenta quienes son sinceros y quiénes cumplen con una formalidad.

Anónimo dijo...

En la relación sado-masoquista la gratificación es un infierno.

Anónimo dijo...

Desde los 14 años vengo necesitando un bombón y nadie se da por aludido.

Anónimo dijo...

A Mauro le dije que estaba de acuerdo con todo lo que el pensaba pero que yo hacía con mi vida lo que se me antojaba. No le gustó nada. No se sintió reconocido. Quería que además de admirarlo, yo fuese él. Está de la nuca!

Anónimo dijo...

¿Así que alcanza con reconocer? ¿No es necesario satisfacer?
¡Haberlo sabido, hombre!

Anónimo dijo...

Cuando una necesidad es imperiosa necesitamos al Rey que dirija el imperio de esa necesidad. Si no la necesidad te puede llevar a hacer cualquier cosa.

Anónimo dijo...

¡Ajá! Ya sospechaba yo que "el otro" andaba echándole el ojo a mi mujer.