martes, 25 de mayo de 2010

El padre femenino

El arte está lleno de historias en las que el amor ocupa el mayor protagonismo.

Por lo que he podido observar, todos estamos expuestos a padecer desencuentros amorosos, pero sin embargo son ellas las que más lo padecen.

Los varones y mujeres estamos de acuerdo en que es más difícil entender a una mujer que a un hombre, pero creo que son ellas las más expuestas a la frustración afectiva.

De hecho, las estadísticas indican que la depresión las afecta en mayor número.

A pesar de estos infortunios, ellas se convierten en madres con el hombre que han elegido (1).

Una vez resuelta la imposición natural que las obliga a ser madres (instintivamente necesitan que eso ocurra), subsiste el deseo de sentirse protegidas, acompañadas y ayudadas por un hombre.

Para que este varón pueda cumplir sus aspiraciones, deberá ser protector, compañero y proveedor (respectivamente).

Hace miles de años, el ser humano se dio cuenta de que todos tenemos el deseo de hacer el amor con familiares directos.

Es una particularidad de nuestra especie, el imponernos la represión de ese deseo. La prohibición del incesto la tenemos en exclusividad.

Esta prohibición nos frustra y por eso pasamos el resto de la vida tratando de transgredirla.

Para las mujeres, el mejor varón que pudo protegerlas, acompañarlas y ayudarlas, fue su papá.

Sin embargo, ellas (al igual que los varones), tienen predilección por su mamá (2).

Como ambos sexos aprendimos a amar a una mujer, hombres y mujeres amamos a “la mujer” (3).

Estas complejidades (deseo del padre protector y preferencia reprimida por las mujeres), hacen difícil (o imposible) comprenderlas y que encuentren al hombre adecuado, pues lo que buscan es un padre femenino.

Nota: la imagen corresponde a la escultura Hermafrodita dormido, cuyo original fue esculpido por Policleto durante el siglo 2 antes de Cristo.


(1) «A éste lo quiero para mí»
«Soy celosa con quien estoy en celo»
«La suerte de la fea...»

(2) Las mujeres aman a todos

(3) Mi mamá y mi marido me aman

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9 comentarios:

Teresita dijo...

Buscamos un hombre que sea un padre fuerte y masculino por fuera y tan blando por dentro que se diría todo de algodón.

Paula dijo...

Prefiero que el hombre en lugar de protegerme no me agreda. Lo que yo necesito es un hombre manejable.

Jimena dijo...

Todas las mujeres deberíamos servir en la guerra, para que al volver nos encontráramos con los más adorables padres femeninos.

Edy dijo...

Yo pregunto... ese deseo de hacer el amor con familiares directos, dura toda la vida?

Tatiana dijo...

La mayoría de los deseos los reprimo, salvo el deseo de sentirme protegida; ese no porque me sirve para sentirme insatisfecha.

Elbio dijo...

Las prohibiciones nos frustran pero también nos ordenan y reaseguran. Los límites de nuestro cuerpo actúan también como prohibiciones. Porque están en nuestro cuerpo, es que no sabemos vivir de otro modo.

Petunia dijo...

Mi mayor infortunio es no tener una fortunia.

Marcelo dijo...

Una aspiración es una bocanada de aire que llena los pulmones, oxigena la sangre y llena de coraje.

Jenifer dijo...

En mi casa siempre fuimos todas mujeres salvo mientras estuvo mi hermano más chico que todavía se cagaba. Mi padre no me protegió, ni me acompañó, ni me ayudó. Tampoco me conocío, para ser más precisos.
El que vaya a ser padre de mi hijo, puede ser todo lo puto que quiera porque eso a mí no me importa. Quiero que me deje bien preñada y se las tome.