sábado, 22 de mayo de 2010

¡Cuidado con los monos de leo!

En dos artículos publicados recientemente (1), les comenté que, en su origen, la palabra considerado significó «guiado por las estrellas» y que, en su origen, la palabra deseo significó «NO guiado por las estrellas».

Agregaba además, que una persona considerada es, no solamente quien tiene en cuenta los intereses ajenos, sino también quien es respetada por la comunidad.

Por otra parte, aquel predominio de los criterios astrológicos, alcanzaba a las definiciones sobre el temperamento de los nativos en cada signo zodiacal.

En pleno siglo 21, muchas personas toman en cuenta este atributo para suponer que alguien es autoritario, romántico o se lleva bien con los nativos de acuario.

Recordemos además la astrología china y la adivinación del futuro mediante el uso del calendario con 12 ciclos anuales representados por animales.

Detrás de todas estas definiciones, está la angustia que nos provocan la inseguridad, la incertidumbre y los riesgos.

Es claro que la humanidad creyente en estos designios quiere evitar el misterio que nos envuelve a todos, la inseguridad que aportamos a cualquier vínculo, las perturbaciones anímicas que provoca nuestra inestabilidad emocional.

Estas creencias son incompatibles con las que sostienen el libre albedrío.

La astrología se basa en la suposición de que existen factores determinantes de nuestra forma de ser y de actuar, mientras que los horóscopos predicen (casi matemáticamente) lo que nos sucederá.

Mi conclusión es que la creencia en el libre albedrío es una creencia implantada para poder acusar, juzgar y condenar a personas supuestamente responsables de actos inconvenientes para los demás.

Como vemos, acomodamos la ciencia popular a lo que más nos conviene, salteándonos las posibles incoherencias que existan entre sus verdades.

Por un lado decimos que somos libres de hacer lo que queremos y por el otro decimos que «estamos influidos por los astros».

(1) Los profesionales no desean
Ciudadanos con cadena y bozal


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12 comentarios:

Arturo dijo...

Si un asesino fue influído por un astro no es problema mío.

Paloma Sapicco dijo...

Yo me hice la Carta Astral y un fiasco, che. Una falta de exactitud irritante!

CHECHU dijo...

LA INCOHERENCIA ME CHUPA UN HUEVO

Soraya dijo...

Lo curioso es que el determinismo no exime de culpa, por más destino que una tenga.

Antonio dijo...

Lamentablemente, y para ser honesto, no tengo ninguna creencia que no sea importada.

Verónica dijo...

El licenciado habla de implantes Antonio, no de importes!

Petru dijo...

A mí los que siempre me influyeron, fueron los astros de cine.

Evangelina dijo...

Sin libertad no hay pecado. Dios nos hizo libres, pero su corazón está abierto a escuchar nuestro sincero arrepentimiento y perdonar nuestros pecados.

Eduardo dijo...

No sé Evangelina... me vendrían mejor más pecados y menos arrepentimientos.

Bamba dijo...

Con mi marido nunca nos llevamos bien porque yo soy de un signo de fuego y él es de signo de agua.

Abdul dijo...

Creer en el horóscopo es el mejor ejemplo de lo que es una creencia a medias. Los occidentales viven en un mundo tibio, donde las creencias difícilmemte se llevan hasta sus últimas consecuencias.

Andrea dijo...

Mi inteligencia emocional me indica cuándo es preciso creer. Sé muy bien cómo es. No importa de qué te aferres, lo definitorio es que lo hagas bien fuerte.