miércoles, 26 de mayo de 2010

Todos los abortos son espontáneos II

En un artículo titulado El enfermo acusado, les comentaba que un suicida no se mata porque quiere sino porque tiene una enfermedad (diagnosticada o no) que termina con su vida.

Para hacer esta afirmación es preciso estar convencido de que el libre albedrío no es más que una ilusión y que todas nuestras acciones, vicisitudes, errores y aciertos, están sobredeterminados por factores que no podemos controlar (el funcionamiento corporal, el ecosistema en el que vivimos, las circunstancias en las que estamos insertos).

La creencia en el libre albedrío es gratificante porque nos permite suponer que cuando padecemos, es por culpa de alguien.

Todo lo que nos ocurre con la participación de otros, parecen acciones u omisiones realizadas conscientemente, a propósito, con intencionalidad.

Cuando dos vehículos chocan, decimos que «ha ocurrido un accidente».

Si consultamos el diccionario, veremos que accidente es un perjuicio ocasionado involuntariamente.

Aunque decimos que esa colisión fue «un accidente», reclamamos contra el dueño del vehículo «culpable» para que nos indemnice por algo que no hizo voluntariamente, sino que fue parte de nuestra mala suerte, pues el perjuicio ocurrió involuntariamente.

La ley respalda nuestra exigencia porque supone que el dueño del vehículo que embistió al nuestro, algo hizo o dejó de hacer, deliberadamente, irresponsablemente, voluntariamente.

El punto de vista que sostiene el libre albedrío es prácticamente universal, como fue universal creer que nuestro planeta estaba en el centro del universo o que nuestra especie había sido creada especialmente por Dios en vez de ser el resultado de una evolución de los monos.

En otro artículo (1) digo que todos los abortos son espontáneos siguiendo este mismo razonamiento.

La mujer que rechaza un embarazo tiene un padecimiento (diagnosticado o no), que la obliga a interrumpirlo.

Quieren prohibírselo quienes creen que la ciencia ya lo sabe todo.

(1) Todos los abortos son espontaneos

10 comentarios:

Mariano dijo...

No creo que el suicida tenga siempre una enfermedad. En algunos casos terminar con la propia vida puede ser un acto de lucidez.

Filisbino dijo...

Por suerte la mayor parte de nuestros padecimientos no están diagnosticados. Eso nos da un poco más de libertad.

Recalde dijo...

La reflexión de Filisbino es interesante pero olvida que para acceder a la curación tenemos que saber a qué nos enfrentamos, necesitamos un diagnóstico.

Graciana dijo...

Estoy de acuerdo con el Licenciado. Son causas de igual valor los padecimiento que llevan a una mujer a tomar la decisión de abortar, como los problemas biológicos desencadenantes de esa misma situación.

Fontanas dijo...

Es una pena que hayamos perdido la cola prensil. A mi me encanta trepar a los árboles. Si tuviera mi cola prensil, seguro ya había hecho mi casa en un almendro.

Marcia dijo...

Prefiero decir que el suicida tiene un padecimiento(diagnosticado o no), a decir que tiene una enfermedad. Se puede padecer sin estar enfermo.

Luzardo dijo...

Mis aciertos son el fruto de mi trabajo y mis errores, malas jugadas que me hizo el destino.

Rosana dijo...

La mayoría pensamos como Luzardo, sólo que no lo admitimos.

Celina dijo...

El aborto se prohíbe por convicciones religiosas.

Casullo dijo...

Ahora que está de moda la descentralización, es muy fácil creer que nuestro planeta no está en el centro del universo.