viernes, 14 de mayo de 2010

El drama nuestro de cada día

La tarea más importante que tiene la memoria es olvidar.

Para mejorar su rendimiento como función que olvida, el sentido común define la memoria como la capacidad de recordar.

De esta manera logramos creer que cuando contamos con una memoria normal, recordamos todo lo que tenemos para recordar y que si algo no lo recordamos, entonces no ocurrió.

Con criterio similar, puedo decir que la tarea más importante de la atención es mantenernos distraídos.

De esta manera logramos creer que cuando estamos lúcidos, «no se nos escapa nada» y que percibimos la realidad completa.

Los medios de comunicación profesionales (radio, televisión, diarios, revistas) y los artesanales (rumor, mail, redes sociales), están en armonía con estas particularidades de nuestra memoria y nuestra capacidad atencional.

Veamos algunos dramas que encandilan nuestra atención:

— el agujero en la capa de ozono;
— el deshielo de los casquetes polares por el recalentamiento global;
— la extinción de algunas especies (animales y vegetales);
— el terrorismo internacional;
— la gripe A;
— el agotamiento de las reservas de agua dulce;
— el tabaquismo como la causa principal de enfermedades mortales;
— la locura heteroagresiva del presidente venezolano Hugo Chávez;
— la desfachatada corrupción del Primer Ministro italiano Silvio Berlusconi; y
— la lista sigue.

Estas noticias actuales desplazan a lo que temíamos hace 20 años:

— El exterminio completo en la Tercera Guerra Mundial;

— Es inminente que los marcianos nos invadirán de un momento a otro;

— El Triángulo de las Bermudas se traga a todos los vehículos que pasan por ahí;

— El cumplimiento de las profecías apocalípticas de Nostradamus; y

— la lista sigue, pero la desmemoria nos afecta a todos.

En suma: Hace 20 años y hoy, las angustias de moda, nos mantienen distraídos y olvidados, de la angustia mayor: nuestro temor a padecer y morir.

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13 comentarios:

Lorena dijo...

No lo había pensado de ese modo. Ud siempre nos sorprende, doc!

el alemán dijo...

Me olvidé de muchas cosas pero sé que deben de haber ocurrido.

Teresita dijo...

Atender y recordar nos perminten un montón de cosas. Sin esas facultades viviríamos desorientados y con una desagradable sensación de extrañeza. Además gracias a esas funciones podemos mantenernos informados y creer que dominamos lo que sucede alrededor, que lo de afuera no nos va a agarrar tan desprevenidos. Son todas vanas ilusiones pero nos sirven para vivir.

Leo dijo...

Todos tendríamos que darnos cuenta que dado que somos incompletos es imposible que percibamos la realidad de forma completa.

Fátima dijo...

Y no le parece que los dramas que ud menciona son lo suficientemente importantes como para llamar nuestra atención? Estamos de acuerdo en que más importante es nuestra propia muerte, pero igual.

Portales dijo...

Las noticias padecen el drama de tener que resignarse a una vida efímera.

Mireya dijo...

Cuando decimos que a fulano "no se le escapa nada", por un lado lo admiramos, pero también nos da un poco de miedito.

Glenda dijo...

Ahora los medios de comunicación quieren resucitar a Nostradamus; no entiendo, con tanta cosa que hay para distraerse.

Mabel dijo...

Dicen que quien olvida su pasado está condenado a repetirlo. Olvidamos con frecuencia los hechos traumáticos y por eso Freud hablaba de la compulsión a la repetición, quizás como intento de elaborar lo que no pudo procesarse en otros tiempos.

Ptolomeo dijo...

El agua dulce nunca se va a agotar si uno se toma el trabajo de echarle un poco de azúcar.

Morgana dijo...

A mí Hugo Chávez no me mete miedo, más allá de todas las críticas que admito pueden hacérsele.
Me dan miedo los grandes imperios que se manejan con la lógica salvaje del capitalismo.

Luz dijo...

Lo mío son los medios de comunicación artesanales. Amo a los artesanos y las artesanías, sobre todo cuando son tan divertidas como el chisme.

Anónimo dijo...

Ud está logrando que menosprecie al sentido común. Me siento medio perdido.