jueves, 13 de mayo de 2010

«¡Cópiame, imítame, iguálame!»

Los seres humanos tenemos dos formas de convivir con el entorno:

— haciendo el esfuerzo de adaptarnos (abrigándonos cuando hace frío, aceptando los alimentos que se consiguen, tratando de comprender la forma de ser de nuestros vecinos, etc.).

— haciendo el esfuerzo de adaptar el entorno a nuestras necesidades (conseguimos estufas o ventiladores, cultivamos los alimentos que preferimos comer, influimos sobre nuestros vecinos para que sean como nos gustaría, etc.).

En este último punto, también aplicamos varias técnicas.

Una es la forma directa, imponiéndonos por medio de la fuerza física o persuasiva, obligando a que respeten nuestros gustos.

Otra es la forma indirecta, que consiste en hacer con ellos lo que nos gustaría que hicieran con nosotros.

Me referiré a éste último punto.

Cuando queremos que los demás limpien lo que ensucian, entonces damos el ejemplo exhibiendo lo más claramente posible que nosotros limpiamos el ambiente.

Cuando queremos que los demás lleguen en hora a las reuniones, entonces damos el ejemplo exhibiendo lo más claramente posible que nosotros somos puntuales.

Estos dos casos son suficientes para explicar lo que pretendo: en nuestra política de modificar la conducta de los demás, apelamos a dar el ejemplo.

Muy pocas personas disponen del poder suficiente como para imponer sus gustos por la fuerza, sin embargo, casi todos procuramos que los demás se adapten a nuestros gustos y casi todos nos oponemos a cambiar nuestras preferencias por complacer a demás.

Dicho en otros términos: casi todos desearíamos tener el poder de que los demás hagan lo que nos gusta, que opinen igual que nosotros, que no se opongan a nuestras ocurrencias.

Las personas que dan el ejemplo, son legisladores disfrazados, son reglamentaristas camuflados, son imperialistas disimulados.

Estos tiranos de perfil bajo, se ponen de mal humor con quienes no copian su conducta ejemplar.

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11 comentarios:

Margarita dijo...

Qué interesantes sus observaciones. Conozco varias personas que se la pasan dando el ejemplo de una manera violenta. No lo hacen por el placer de actuar de acuerdo a sus ideas, sino para imponerse sobre los demás.

Chapita dijo...

Yo debo estar mal orientado en la vida... Nadie sigue mis ocurrencias; a veces no me escuchan y otras me miran como si estuviera loco.

Lorente dijo...

Dicen que los Estados Unidos son un ejemplo de democracia, sin embargo como imperialistas no son nada disimulados.

Marcia dijo...

Los hermanos mayores siempre tenemos que dar el ejemplo. Nuestros padres no se dan cuenta de que menoscaban nuestro carácter.

Macario dijo...

Cuando los legisladores están disfrazados son capaces de todo tipo de abusos y desmanes. Nada más tome en cuenta todo lo que son capaces de hacer sin el disfraz.

Marcos dijo...

Decir que el mundo se divide en buenos y malos, es muy parecido a decir que se divide entre correligionarios y opositores.

la gordis dijo...

Que la chica de la foto pida que se la imite y se la iguale es una crueldad.

Sandra39 dijo...

Es importante desarrollar las dos capacidades, la de adaptarnos al entorno y la de adaptar el entorno a nuestras necesidades. Esto último es luchar por lo que se considera justo, colaborar en la medida de nuestras posibilidades en cambiar la realidad para mejorarla.

Norton dijo...

Las personas más irritantes son las que exigen lo que no son capaces de dar.

Jacinto dijo...

Nunca supe cómo se imponen los gustos. Me interesa particularmente el fenómeno de la moda.

Alfonsina dijo...

Para condicionar la conducta de nuestros hijos, buscamos dar el ejemplo. No por eso somos imperialistas! O sí...?