lunes, 22 de junio de 2009

Porque te amo, no te puedo ver

Mi hermana es once años menor que yo y recuerdo que mi madre me llamaba al trabajo para pedirme que hablara con ella porque se había enamorado de un hombre «que no le convenía».

Por amor a las dos y para ver si me dejaban tranquilo, hablé con ella y con una facilidad de palabra que siempre le envidié, me dijo que ese hombre era maravilloso, que por un capricho de mamá ella no podía dejar de amarlo, que antes que perderlo prefería morir, que él sólo convivía con su esposa por razones económicas pero que dormía en otra habitación, que el divorcio era inminente.

Le dije que existían muchas historias como la que ella me contaba en la que el hombre es un crápula que se aprovecha del entusiasmo y la ingenuidad de una mujer joven y atractiva, pero no me escuchó.

Actualmente ella se siente traicionada por ese hombre y aquella facilidad de palabra ahora la utiliza para hablar pestes de él.

Hasta donde he podido ver, los seres humanos somos totalmente buenos con nosotros mismos y respecto a la sociedad, tenemos una parte buena y una parte mala. Buena es la que colabora, la que beneficia y mala es la mezquina y perjudica.

El enamoramiento lo que hace es impedir la percepción de la parte mala. En todo caso puede percibirse algún rasgo negativo, pero muy atenuado. El odio hace todo lo contrario.

El enamoramiento y el odio son pasiones que disminuyen nuestra objetividad al punto que no podemos darnos cuenta de que estamos ignorando aspectos muy notorios.

En definitiva, quien se abstiene de vivir una pasión puede ser más objetivo pero quien vive una pasión, canjea facultades intelectuales por goce.

●●●

9 comentarios:

Patty dijo...

Estar enamorada es el estado más delicioso en el que una pueda estar. NO ME IMPORTAN LAS CONSECUENCIAS. Y mucho menos esta de perder objetividad. ¿A quién le importa mi objetividad?

Psic. Pedro Cisneros dijo...

Según mi teoría, todo el tiempo estamos sabiendo lo bueno y lo malo del otro, sólo que sacamos a relucir lo necesario en cada circunstancia.

Clementino Díaz dijo...

No necesito objetividad, no soy periodista y detesto la ciencia.

Edelweis dijo...

A veces la felicidad se sirve de la ignorancia enamorada.

Cecilia Patrón dijo...

A mí me pasó lo mismo que a esta chica: pensé que el divorcio era inminente y en realidad sólo estaba en mi mente.

Florencia Ballesteros dijo...

Si mi amor resiste tu parte mala, estoy salvada!

Federico T. dijo...

Creo que no soy bueno conmigo mismo. Y tampoco entiendo por qué de mí se han enamorado.

Carlo Numeral dijo...

Con respecto a la sociedad, ni colaboro, ni perjudico; me siento un hombre insípido, inoloro e invisible.

Lorena Hermida dijo...

Es verdad! pasé toda la luna de miel sin darme cuenta de que me engañaba con las azafatas.