Ya hace más de 30 años que hemos incorporado la expresión «medicina defensiva» para definir la actitud de los médicos centrada en evitar los perjuicios de ser demandados por sus errores profesionales (mala praxis).
La «medicina defensiva» incluye eludir disimuladamente a los pacientes de riesgo, desconfiar de casi todos, exagerar en el uso de técnicas diagnósticas sin reparar en sus costos económicos o en las molestias innecesarias del paciente, practicar cirugías evitables o evitar algunas que serían convenientes.
Los médicos tienen mucho para perder: su prestigio (algunos han tenido que abandonar la profesión) y su dinero.
Los pacientes tienen mucho para perder: la confianza en su médico, padecer exámenes prescindibles, aumento de los costos.
La respuesta social a este fenómeno ha sido reformular la relación médico-paciente, aceptando datos de la realidad que por no haber sido considerados durante siglos, desembocaron en esta lamentable situación.
Lo que siempre fue cierto y no se quería admitir es que los seres humanos somos enfermables, sanables y mortales, que las técnicas curativas son falibles, que los médicos pueden equivocarse, que los milagros no existen en el mundo real.
En otras palabras: se están ajustando las expectativas de los pacientes con las posibilidades de la medicina; el endiosamiento de los médicos con su condición humana; el universal deseo de ser inmortales con la inevitable realidad de que algún día moriremos.
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10 comentarios:
Los médicos pertenecen a una mafia pero no todos son mafiosos. Sólo falta averiguar quienes no lo son.
El policía detuvo al cirujano por porte de arma blanca.
Que se des-endiose a los médicos me parece muy bien. Esto va a ayudar para que menos gente les tenga tanto rechazo. Si se bajan del pedestal van a ser mejor vistos.
¡Qué lío! porque si yo fuera médico también me defendería para no ser acusado por mala praxis.
Cuando ajusten las posibilidades de la medicina con las expectativas del paciente, no dejen suelto el tornillo vocacional!
QUIÉN QUIERE SER INMORTAL!
Una bruja me dijo que iba a morir un 29 de febrero y por su culpa hay un día cada dos años que paso aterrorizado.
Mi médico me había advertido tanto acerca de las pocas posibilidades que tenía de salir bien del transplante que casi no me animo a tomar la decisión. Por suerte lo hice y estoy lo más bien.
¿Qué pasa si me quedo sólo con que somos sanables?
Emiliano es un ciego que no quiere ver la realidad.
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