miércoles, 18 de febrero de 2009

¿A qué hora te crucifican?

A pesar de que muchos dicen que «lo perfecto es enemigo de lo bueno», todos buscamos la perfección hasta donde nos dan las fuerzas.

El criterio de «perfecto» se basa en la comparación con algún modelo ideal. Por ejemplo, un cuerpo perfecto tiene la cara de una persona, el tronco de otra, las piernas de otra.

En lo que a amor se refiere, estaremos de acuerdo que en el mundo occidental, Jesús de Nazaret es un modelo favorito para millones de personas.

Según cuenta la historia que nos presenta ese modelo de amor, Jesús murió de una forma muy dolorosa para que todos los demás seres humanos obtuviéramos un beneficio muy apreciado: el perdón de nuestros pecados (redención), lo cual equivale a una vida eterna en un lugar paradisíaco.

Este modelo es el ideal, el perfecto y —a pesar de saber que «lo perfecto es enemigo de lo bueno»— todos procuramos que nuestros semejantes actuales se sacrifiquen cristianamente por nosotros.

No es tan descabellada tamaña expectativa porque indirectamente estamos sugiriendo que ese otro (empleado, cónyuge, hijo, padre) al que le pedimos que se sacrifique por nosotros, es lo suficientemente bueno y maravilloso como para emular al que fuera hijo de Dios.

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21 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué rara su forma de contar la historia de Cristo! ¿Es ateo?

Anónimo dijo...

No sé si usted tiene razón en lo que dice (bastante extraño, dicho sea de paso), pero lo que ya puedo asegurarle es que nada menos que mi familia me tiene "clavado".

Anónimo dijo...

En mi casa, soy la hija mayor y desearía ser adoptada por otra flia que no fueran cristianos. De judíos o ateos o fariseos o traficantes, trata de blancas, mafiosos, vendedores de carros usados...

Anónimo dijo...

Yo no busco lo perfecto, ya descubrí que no existe.

Anónimo dijo...

La percha está incompleta, algo se le llevaron.

Anónimo dijo...

Y a los que no somos cristianos qué nos queda?

Anónimo dijo...

O sea que el paradigma de nuestra civilización nos pide sacrificio; el propio y el de nuestros semejantes. Para rematar, pedir eso debería hacernos sentir honrados porque significa que se nos considera a imágen y semejanza de Dios.

Anónimo dijo...

¿Por qué nos imponemos tamaña exigencia? Sumando y restando el saldo tiene que ser positivo, de lo contrario la religión cristiana no habría prosperado.

Anónimo dijo...

Si será insoportable la vida humana para los cristianos, que la promesa de indemnización es tan grande.

Anónimo dijo...

Mientras buscás la perfección podés sentirte feliz en al búsqueda o sumamente desdichado. Justamente la diferencia está en transitar un camino hacia la perfección que te estimule a vivir o elegir el camino de la autoflagelación.

Anónimo dijo...

El mensaje cristiano es el amor pero a través de la muerte y el sacrificio. No puedo entenderlo, porque el amor se busca y se ofrece para obtener vida y alegría.

Anónimo dijo...

Qué tenés en contra de los vendedores de carros usados, Chic?

Anónimo dijo...

Lo perfecto nunca es del todo bonito.

Anónimo dijo...

Penélope Cruz es divina, jamás la descuartizaría para mejorarla...pero con ella haría destrozos!

Anónimo dijo...

En los ambientes laborales nadie se sacrifica por nadie, en cambio a nivel familiar es una constante exigir sacrificios de todo tipo.

Anónimo dijo...

Se considera que hasta los santos son pecadores ¡si estaremos bajo presión!

Anónimo dijo...

Si se nos propusiera que para alcanzar el Cielo tenemos que vivir intensamente, hacer lo que nos gusta, buscar el placer y divertirnos, entonces quizás encontraríamos otros motivos para sentirnos culpables: sacrificarse, trabajar demasiado, dejarse siempre para lo último, ser tolerante.

Anónimo dijo...

Por lo general me crucifican a la hora en que decido ser yo misma.

Anónimo dijo...

Hace años que busco producir oro y sólo consigo un perfecto bronce.

Anónimo dijo...

Mi amigo el Alquimista siempre obtenía el tercer puesto en las competencias del colegio. Fuese salto largo, jabalina o bolita, lo suyo siempre fue el bronce.

Anónimo dijo...

Cómo no vamos a creer en el sacrificio, si al nacer, solito el hecho de respirar nos da dolor.