jueves, 12 de febrero de 2009

La cacería del bondadoso

En el artículo de ayer titulado Delincuencia hogareña comentaba que cuando un pequeño llora porque necesita ayuda de los padres, puede sin embargo provocar en estos una segunda interpretación consistente en sentirse denunciados ante quienes pudieran criticarlos por una supuesta omisión de asistencia.

Veamos otros casos parecidos.

En su origen (etimología) la palabra «llanto» significó «autocastigarse»; el verbo «llorar» significó «lamentarse» y «despertar compasión»; «cry» en inglés significa llanto pero también el grito que puede emitir tanto un ser humano como un animal; «weep» en inglés también significa «llanto» pero en su origen era la imitación del sonido de un ave usado para darle caza (señuelo).

Y acá llegamos a un dato que puede ser curioso. En el artículo de ayer sugería que algunos padres —muy predispuestos a guiarse por la opinión ajena—, pueden interpretar el llanto de su hijo como una denuncia y ahora vemos que estos vocablos del párrafo anterior, de alguna manera incluyen una acción que pretende conmover al otro, involucrarlo en nuestro problema, presionarlo para que nos ayude e inclusive «darle caza».

Estos fenómenos sociales siempre se produce con la participación de por lo menos dos actores: Uno pide ayuda y otro responde al pedido. Como siempre sucede en estas interacciones, todos los casos son diferentes y uno de los datos que más los diferencia es la justicia, razonabilidad y ponderación que se establezcan.

Dicho de otro modo: sabemos que existen pedidos de ayuda que son auténticos y que en todos los casos merecen ser atendidos por el elemental principio de que nuestras dos únicas misiones en la vida son conservarnos y reproducirnos, y también lamentamos tener que observar que nuestra disposición a colaborar con quien lo solicita puede ser objeto de un abuso y hasta de una depredación delictiva.

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14 comentarios:

Anónimo dijo...

También en la especie humana hay depredadores. Por eso una manera de contrarrestar su acción es aprender a discernir.

Anónimo dijo...

Conozco casos de gente que simula estar accidentada como forma de robar a quienes vienen a ayudarla.

Anónimo dijo...

Dicen que la diferencia que hay entre un automovilista de Río de Janeiro y otro de San Pablo, es que cuando te embiste el primero, acelera y desaparece mientras que el segundo, para, se fija si le estropeaste el carro y te demanda.

Anónimo dijo...

Es cierto que el ser humano es un bicho maldito, pero esta misma condición hace que aún los que se ofrecen comedidamente para ayudar sin que se lo pidas, no siempre son de confiar. El que se ofrece también es peligroso.

Anónimo dijo...

No deja de tener su parte de verdad lo que tú dices Ducatti, mas trasunta un cinismo y falta de fe en valores reales del ser humano, como lo son la solidaridad y la misericordia.

Anónimo dijo...

Es interesante que la palabra llanto en sus orígenes significara autocastigarse. Quizás tenga que ver con el hecho de que muchas veces lloramos por tener dentro un gran sentimiento de culpa.

Anónimo dijo...

Yo estoy más afín a relacionar la palabra llanto con la necesidad de despertar compasión. Quien emite un signo sabe que va a ser interpretado por otros y espera una respuesta.

Anónimo dijo...

De pequeño a mi hijo le gustaba jugar a que lloraba para que haciéndome la preocupada me acercara a preguntarle que le pasaba y él entonces con una sonrisa pícara me decía "es una bromita".
Este mismo juego lo usamos los adultos a veces sin darnos cuenta y otras a plena conciencia, como medio de manipulación. En este último caso es necesario desplegar grandes actitudes actorales que, por otro lado, son bastante frecuentes.

Anónimo dijo...

El llanto es auténtico y sale de adentro para descargarse. No sé por qué le dan tantas vueltas. El llanto aparece cuando no hay palabras, en las personas emotivas, tanto frente a una gran alegría como frente a una desgracia.

Anónimo dijo...

Los que abusan son aquellos que tienen facilidad para pedir y dificultad para dar. Todos esperamos dar y recibir, pero hay gente que sólo se mira el ombligo.

Anónimo dijo...

¿Usted está hablando del cuento del tío? A mí me lo hicieron unas cuántas veces personas desconocidas. Ahí indigna en el momento pero después pasa. Lo más doloroso es cuando te lo hace alguien a quien apreciás, entonces sí te queda una herida difícil de curar.

Anónimo dijo...

Si las únicas misiones en la vida son conservarse y reproducirse, no queda margen para aquellos que además de sobrevivir buscan trascender.

Anónimo dijo...

Existieron, existen y existirán personas que piensan primero en una causa que los trasciende, dejando en un segundo plano su autoconservación. ¿A esas personas las motivó un ego superinflado? Puede ser...pero prefiero la prudencia de no liquidar el tema tan fácilmente.

Anónimo dijo...

También hay que elegir con quién colabora uno. Se puede colaborar en una gran injusticia, ayudar en un delito, sumar con los que restan.