martes, 24 de febrero de 2009

Mi cárcel es más pequeña que la tuya

Las leyes están para evitar que nuestra convivencia sea un caos. Ciertos actos están prohibidos y sancionados precisamente para evitar que ocurran y nuestra vida en sociedad pueda ser más tranquila.

En los hechos las cosas no son tan así. La policía y la justicia, si bien tienen el cometido de encontrar a los transgresores, demostrar su culpabilidad, determinar las medidas correctivas y luego llevarlas a la práctica, tiene éxitos muy escasos. La mayoría de los delitos nunca se aclaran.

Si esto es así, ¿por qué entonces nuestra convivencia no es un caos?

Una respuesta posible es que cada uno de nosotros lleva dentro de sí una especie de policía y juez que nunca deja de enterarse, aclarar y condenar nuestros delitos y más aún, se entera, aclara y condena hasta nuestras intenciones no llevadas a la práctica.

Ya he mencionado en el artículo titulado Banqueros solidarios que el código moral es mucho más eficiente que las leyes del sistema jurídico, y es más eficiente porque lo tenemos dentro, instalado ahí por la educación que recibimos desde muy pequeños.

Por lo tanto, las personas funcionamos como si estuviéramos encerrados en dos cárceles, una dentro de la otra. La más grande es la que más acciones nos permite ejecutar y la más pequeña (adentro de la primera) es la que menos acciones nos permite ejecutar.

De lo dicho anteriormente podemos deducir que la cárcel que en los hechos nos concede más «libertades» es la que nos impone la sociedad mediante el sistema jurídico y la más restrictiva, la que menos «libertades» nos concede es la que tenemos dentro de nosotros.

Este tema da para seguirlo en otro momento.

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18 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy original licenciado. Los presidiarios son más libres que los que andamos sueltos. Esto sí que es una paradoja grande como la cárcel de Devoto.

Anónimo dijo...

La gente en Argentina ya casi no denuncia los robos. Para qué? nunca aparece nada.

Anónimo dijo...

Cierto que la primera cárcel y la más restrictiva es la personal de c/u. Es más, cuando esta se afloja la otra deja de tenerse en cuenta.

Anónimo dijo...

¿qué significa una cárcel más pequeña? ¿una cárcel con menos espacio para moverse en libertad? ¿una cárcel que ocupa menos espacio y deja más terreno al libre albedrío?

Anónimo dijo...

Algunas cosas están normatizadas al máximo, como las leyes de urbanidad en la mesa. Otras situaciones cotidianas dejan más espacio a la variedad. No hay un protocolo para hacer el amor de manera correcta, ni para bañarse o para acostarse a dormir. Por eso aprovecho para dormirme vestida, bañarme empezando por los pies y hacer el amor de la manera más caótica posible.

Anónimo dijo...

Los códigos morales de uno van teniendo enmiendas a lo largo de la vida, pero la esencia no cambia y nos deja una impronta que es como un tatuaje.

Anónimo dijo...

A mí me gusta seguir a los temas por los túneles más oscuros. Enfocarlos con la linterna para verles alguna parte. Siempre debe ser en la noche porque el día los auyenta. Ningún tema gusta mostrarse en su totalidad, ellos saben que bien mirados por todos lados y vistos en perspectiva terminan por ser aniquilados. Cuando se mata un tema, nace otro medio pariente, que se disfraza de palabras distintas, para insistir diciendo lo mismo.

Anónimo dijo...

Dicen que la cárcel de los psicópatas tiene agujeros de balas de cañón por donde entran y salen los prisioneros.

Anónimo dijo...

No hable tan en general diciendo que nuestra convivencia no es un caos ¡Qué sabe ud de la convivencia en Villa Esperanza, donde los viejos esperan un cambio de sexo y los niños juegan a que hacen el servicio militar por la mañana!

Anónimo dijo...

De lo que ud dice se desprende claramente que en lugar de bajar la edad de inimputabilidad, hay que apostar a la edudación ¡Construyamos cárceles éticas en la mente de nuestros niños!

Anónimo dijo...

El policía que llevo dentro comparte conmigo el botín y al juez lo tengo untado.

Anónimo dijo...

Mi cárcel personal es una oficina soleada, con grandes ventanales. Allí me dedico todos los días a chequear las cámaras ocultas que me ponen al tanto de las pequeñas transgresiones diarias de los miembros de mi familia.

Anónimo dijo...

Mi marido puso tantas leyes para la convivencia que una trabajadora social me aconsejó que lo denunciara por violencia psicológica.

Anónimo dijo...

En mi país, cuando surgió una murga que no respetaba todas las leyes del resto de las murgas, le tiraron piedras en el camino hasta que un día tuvo que dejar el carnaval y los tablados para confinarse en un teatro y lentamente desaparecer.

Anónimo dijo...

Hace unos cuantos años se acostumbraba hacer la presentación en sociedad de las niñas, cuando cumplían 15 años. Era un ritual de entrada en el mundo adulto, y era también un llamado de alerta: "ahora te conocemos bien y todos te seguiremos en lo que hagas con mirada atenta"

Anónimo dijo...

Soy el juez de las intenciones. Las busco y las escarbo en las acciones más inocentes. Siempre encuentro confesiones humedecidas por la vergüenza. Soy duro e inapelable, avaro para el perdón y generoso en la penitencia.

Anónimo dijo...

¿Qué es eso de las medidas correctivas? Creí que sólo existían las punitivas.

Anónimo dijo...

Intente buscar una manera de fugarse Licenciado. Aplique sus propias recetas.