miércoles, 11 de febrero de 2009

Delincuencia hogareña

Como podrán constatar en el Diccionario de la Real Academia, el vocablo chantaje o extorsión significa: «Presión que, mediante amenazas, se ejerce sobre alguien para obligarle a obrar en determinado sentido.»

El llanto de un niño tiene de por sí algún componente que le altera los nervios a quienes los rodean y de eso se vale la naturaleza para que esa criatura tan vulnerable reciba la atención que necesita y pueda continuar su crecimiento.

La vida en sociedad y sus artificiales complicaciones hace que lo que parece ser un llamado de atención se convierta en una presión casi tiránica cuando quienes rodean al pequeño que llora temen ser criticados por impericia o insensibilidad afectiva.

Los padres muy dependientes de la opinión ajena (o que están rodeados de gente hipercrítica con la censura a flor de labios y que con mucha facilidad castiga cualquier actitud que ellos consideren inadecuada), ya no sentirán que ese llanto es una señal de incomodidad del pequeño sino que reaccionarán como si estuvieran siendo chantajeados por éste.

Cualitativamente la situación cambia radicalmente. Los padres que se sienten denunciados por el niño, casi con seguridad correrán a acallar sus gritos pero también harán germinar en su corazón la agresividad que nos inspira un extorsionista.

Todo esto transcurre sin ser comprendido pero el vínculo entre padres e hijos queda contaminado por el recelo y cierta aspiración de venganza.

En suma: Los padres muy preocupados por la opinión de los demás, pueden interpretar que el llanto de su hijo, más que una solicitud de ayuda es una denuncia (un chantaje) y acomodarán sus sentimientos hacia él en base a este malentendido tan negativo.

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21 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi madre se pone muy nerviosa cuando llora nuestra bebita y da más trabajo calmarla a ella que a la niña. Es todo un problema.

Anónimo dijo...

Ser dependiente de la opinión ajena es una forma de inseguridad y como nadie nace sabiendo cómo atender a un baby, entonces todos estamos expuestos a sentirnos censurados.

Anónimo dijo...

Los pobres niños aprenden sobre la locura de los padres prematuramente. Demasiado bien llegamos a la edad adulta con todas las que pasamos.

Anónimo dijo...

He tenido deseos de ahorcar a mi hijo pero nunca había encontrado una explicación tan bien hecha y fácil de entender para un ingeniero en sistemas (o sea, cero psicología). jaja. Gracias y saludos.

Anónimo dijo...

Esto de la maternidad es como cuando te recomiendan mucho una obra de teatro y luego de verla salís con una desilusión que barre las baldosas.

Anónimo dijo...

No soporto escuchar llorar a un bebé, me pone los nervios de punta. Siendo muy jóven decidí que no había nacido para ser madre.

Anónimo dijo...

La presión social es tremenda. Curiosamente quienes son más duras con las madres, son justamente las madres. En lugar de ponerse en el lugar de una y comprender, parecen encaprichadas en exigir un ideal de madre que ni ellas mismas pueden alcanzar.

Anónimo dijo...

Siempre comprendí el llanto de mis bebes como un pedido de ayuda, y trataba de calmarlos lo más pronto que podía.
Hoy de grandes tengo un vínculo muy fuerte con ellos.

Anónimo dijo...

Tuve varios hijos y nunca me pasó eso de sentirme chantajeada o violenta cuando lloran. A lo más me dio alguna vez ganas de callarlos con la almohada, pero son momentos de cansancio en los que una pierde el sentido.

Anónimo dijo...

A mí lo que me pone de mal humor es que el padre se vuelva sordo de madrugada. Me levanto no menos de 5 veces en la noche y él nunca oye nada.

Anónimo dijo...

El pediatra siempre me dice que cuando el bebé llora no hay que correr como loca sino hacer las cosas pronto y bien, pensando que el ejercicio de llorar les fortalece los pulmones.

Anónimo dijo...

Siempre digo lo mismo ¿de dónde sacaron que la Naturaleza es perfecta? ¿cómo puede ser perfecto que un niño tenga que comunicarse mediante esos gritos y quejidos horribles?

Anónimo dijo...

Querés llegar a matarlos pero nunca les guardás rencor. Basta una pequeña sonrisa o que hagan un sonido que una interpreta como un "mamá" para que necesites dos baberos.

Anónimo dijo...

Te aconsejo Carla que observes si tu marido no usa tapones en los oídos por las noches. Te parecerá disparatado, pero te lo digo por experiencia.

Anónimo dijo...

Hasta que mi hijo vaya por sus propios medios no piso más la casa de mi suegra con él. Tiene opiniones sobre todo lo que hago y me trata como débil mental. Si quiere volver a ser madre ¡qué no use a mi hijo!

Anónimo dijo...

Permitan que me ría de los pequeñísimos chantajes de las criaturitas. Tómenlo como un entrenamiento para el verdadero chantaje y la tortura psicológica que viene después, cuando esas dulzuras van adquiriendo uso de razón.

Anónimo dijo...

Se ve que hay necesidad de bromear con el tema! Hablando en serio, yo llamaría la atención sobre esto que señala el Licenciado de sentir el llamado del bebé como un chantaje. Ojo! porque si dejamos que se instale el vínculo teñido por esa tonalidad afectiva tan perjudicial, las cosas nacen torcidas.

Anónimo dijo...

¡Tiene razón! Cuando llora mi bebé siento como si los demás me estuvieran mirando a ver qué hago. Incluso tengo esa misma sensación estando sola en casa.

Anónimo dijo...

La primera vez que bañé a mi hija, mi madre me puso tan nerviosa que casi se me resbala.

Anónimo dijo...

Me di cuenta que esto de preocuparme tanto por lo que los demás piensen me ha vuelto medio paranoica.

Anónimo dijo...

Hace poco mi hijo se fue de campamento. Le puse en la mochila un montón de cosas "por las dudas" . Después me quedé pensando que en realidad no lo hacía por él, ya que en verdad pensaba que no iba a necesitar nada de eso. Estaba haciéndolo por lo que pudiese pensar la maestra, quería que ella se diera cuenta de que estoy en todos los detalles. Qué absurdo!