
Una de las características principales de este sistema de organización es la importancia que tiene el Estado. La mayoría de las decisiones se toman entre un grupo de personas que accedieron a esos cargos para llevar adelante una cierta política.
La humanidad pudo observar entonces dos modelos: El modelo liberal y el modelo centralizado.
El liberal parte de la base de que lo mejor para los ciudadanos es que el Estado sea lo más pequeño posible y que la mayoría de las decisiones se tomen entre los ciudadanos. Las normas que rigen a todos son las mínimas.
El centralizado parte de la base de que lo mejor para los ciudadanos es que el Estado sea lo más grande posible y que la mayoría de las decisiones se tomen entre ese grupo de gobernantes que llegó al poder por alguna decisión que también tomó el propio Gobierno.
A pesar de que el modelo comunista perdió a su principal representante (URSS), continúan siendo aceptados los criterios centralizadores por muchos ciudadanos de todas partes del mundo.
Esta extensa introducción sólo pretende comparar el modelo centralista (comunista) con una familia donde los padres ejercen el poder y se encargan de todo lo que necesitan los hijos. El modelo liberal se compara con lo que hacen los hijos cuando se van de sus hogares a vivir solos o a fundar una nueva familia.
Ambas formas de organización social tienen defectos y virtudes. Las predilecciones de cada uno de nosotros nos llevan a preferir el modelo paternal (comunismo) o el modelo no paternal (liberalismo).
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