Nunca tuve miedo a la atención odontológica porque acostumbro pedir que me anestesien cada vez que abro la boca ante un dentista.
Este gran invento (la anestesia) es un liberador momentáneo de nuestra esclavitud ante el dolor. Este cruel y despótico tirano se distrae gracias a tan maravillosa medicina.
Algunas personas no aprovechan los beneficios del psicoanálisis precisamente porque en estos tratamientos no se utiliza ningún tipo de calmante. Los comprendo porque si no fuera porque la odontología lo utiliza yo sería un desdentado.
¿Por qué algunas personas logran beneficiarse del psicoanálisis? ¿Porque son más resistentes a la angustia? No; no es por eso. Es porque este arte científico sabe hacer las cosas para que no duelan.
La idea es ésta: El psicoanalista sabe cómo el analizante aliviaría la pena que lo trajo al consultorio, pero en lugar de decírselo con irresponsable brusquedad, sólo lo orienta para que acceda al objetivo a la velocidad que prefiera y haciendo el recorrido que entienda más conveniente.
El analizante se cura solo. El analista le asegura llegar al objetivo en menos tiempo porque dos cabezas piensan más que una, sobre todo teniendo en cuenta que la cabeza del analista se dedica sólo a eso mientras que el analizante atiende su salud y simultáneamente sigue resolviendo sus asuntos cotidianos.
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21 comentarios:
Hace años que leo y leo libros de psiconalálisis pero la angustia me persigue, aunque estoy segura de que me han servido mucho. Quizá algún día renuncie a mi masturbación psicoanalítica. jejeje
No me había dado cuenta, pero es cierto que le tengo más miedo al psicólogo que al dentista.
Muchos psicólogos se ufanan de que les tengan miedo. Son unos tarambanas porque no consiguen un paciente ni por arte de Dios.
César me hace acordar a cuando empecé a tomar clases de karate y mis amigos no paraban de hacerme bromas sobre que podría combatir con cualquiera y ganarle. Pura sugestión de ellos.
No me gusta comentarle a nadie mis pensamientos más íntimos. Esa profesión podría no existir para mí.
Con solo unos meses de tratamiento logré terminar con gran parte de mi timidez y recién ahora, con 19 años, puedo decir que la vida empezó para mí.
He llorado mucho en el diván. Cuando entro, yo misma agarro la cajita de pañuelos y me voy a recostar. Sin embargo no puedo decir que esté sufriendo. Lloro amargamente y salgo aliviada. Él casi no dice palabra.
No creo en el psicoanálisis y para confirmarlo veo que mi hermana cada vez está peor, ya no la soporto más. Se está convirtiendo en una loca de mierda que vive haciéndome frente.
La psicología es para las mujeres, igual que el ginecólogo.
Estoy postergando cada vez más debilitada la salida del placard. Tengo que inventar alguna historia para que mis padres me paguen un psicólogo pero ellos no creen en eso. La calentura que tengo con una amiga en cualquier momento me va a hacer cometer un desatino.
Tengo este blog entre mis Fovoritos porque me parece que me da coraje para decidirme a consultar.
La lentitud del psicoanálisis no es para esta época. Es largo hasta para escribirlo. No puede ser. Tienen que encontrar alguna solución tipo express.
De acuerdo con Diego. Tampoco sirven la homeopatía, los yuyos y las flores de baj.
No existe un control remoto para mirarse a sí mismo. Cuál es el apuro?
Todo método es válido cuando su objetivo es mejorar la calidad de vida y su aplicación lo logra.
Tengo hechos unos cuantos años de psicoterapia psicoanalítica y lo más valioso que me ha dejado es la posibilidad de pensarme, teniendo en cuenta la existencia del inconciente.
Si ud. va a uno de esos psicoanalistas que no respetan los tiempos (los que no usan anestesia), no se haga problema, cambie de profesional, cambie todas las veces que sea necesario.
El psicoanálisis es una de las vertientes dentro de la psicología. Para los ansiosos existen muchas otras modalidades terapeúticas. La psicoterapia focal, por ej., como su nombre lo indica, focaliza su atención en el asunto que resulta prioritario para el paciente y utiliza una metodología que hace al tratamiento mucho más corto.
El analizante tiene difucultades para visualizar con claridad sus conflictos solo porque él mismo ha creado, inconcientemente, mecanismos de defensa que lo alejan de la problemática y se la disfrazan.
Desde que estoy en análisis recuerdo los sueños. Yo sabía que por la actividad neurológica del cerebro se había comprobado que soñamos siempre, pero nunca recordaba los sueños. Ahora que tengo el estímulo de poder contárselos a alguien que me ayudará a comprenderlos, me siento muy motivada. Es increíble todas las cosas que un sueño puede decirnos acerca de nosotros mismos.
Yo prefiero la angustia que a veces provoca conocer cosas dolorosas acerca de uno mismo, a que eso desconocido obre en mi vida, quitándome libertad y provocando sufrimiento crónico.
El calmante que utiliza mi psicoanalista es su mirada franca y su ausencia de juicios.
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