sábado, 4 de octubre de 2008

La historia se re-re-repite

La mujer que disfruta teniendo varios hijos sabe y acepta de buen grado que tiene que padecer algunas molestias durante el embarazo, el parto y luego en la crianza.

El hombre que disfruta jugando al fútbol sabe y acepta de buen grado que tiene que padecer algunos dolores, lastimaduras y a veces accidentes más graves (luxaciones, esguinces, hematomas).

Tenemos asociados entonces el dolor con el placer. En ciertas circunstancias el dolor puede ser placentero. El sentido común indica que el dolor está en el otro extremo del placer, sin embargo acabamos de ver ejemplos en los que son vecinos.

Podemos ahora agregar un poco más de complejidad para decir que a veces no es tan evidente esta vecindad entre dolor y placer (como en el caso de la mujer que difruta teniendo muchos hijos o del futbolista amateur que deja todo en la cancha).

Solemos no darnos cuenta de que somos grandes consumidores de afecto. Necesitamos ser amados, reconocidos, admirados y para lograrlo repetimos fórmulas que alguna vez nos dieron resultado pero que hoy ya no tienen nada de placenteras (Por ejemplo fuimos adulones, confidentes, sumisos, abrumadoramente cariñosos).

En general, cuando una y otra vez somos víctimas de ciertas actitudes ajenas que se repiten (traición, infidelidad, descalificación, ofensa, explotación, etc.), no podemos descartar la hipótesis de que el dolor que nos provocan esas reiteradas experiencias esté asociado a algún placer vinculado a la necesidad de afecto que siempre tuvimos. Por este extraño placer es que la historia se repite dolorosamente.

●●●

21 comentarios:

Anónimo dijo...

Era coleccionista de cajillas de cigarros y resulta que últimamente se les ha dado con perseguir a esta noble planta tropical y cada vez hay menos.

Anónimo dijo...

Según la teoría de Lacan, cuando satisfacemos un mandato del Superyo (inconciente) estamos teniendo un goce aunque seguramente sea concientemente mortificante.

A su vez, el superyó es una función que administra los mandatos morales que nos hayan sido impuestos por la sociedad.

Anónimo dijo...

Esto ya lo decían los antiguos de un modo más fácil: "El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra".

Me ofende esto de que alguien nos haya tratado de animales.

Anónimo dijo...

No teníamos suficiente con los problemas de todos los días que también los importamos desde el pasado? No podemos ser más tontos!

Anónimo dijo...

¡Touché!

A alguien se le ocurrió hacer una reunión con los condiscípulos de 5º año escolar y por ahí la maetra dice: "Y tu Marielita, sígues siendo tan adulona como antes?"

Todos estallaron en una carcajada y la empeoré porque me puse roja de vergüenza y furia.

Si alguna vez tuve nostalgia de mi infancia, con esto me curé.

Anónimo dijo...

Mi defecto infantil es que todavía sigo creyendo en la gente y para peor devoro los libros de autoayuda que pregonan la fe, la autoconfianza, y otras lindezas que me mantienen viviendo en el mismo barrio pobre desde hace 19 años.

Anónimo dijo...

Por alguna extraña razón, con mis mejores amigos nos gusta jugar al fútbol pero de contrarios y nos divertimos haciéndonos las jugadas más sucias y agresivas.

Anónimo dijo...

Los deportes extremos tienen algo de raro. ¿Qué está recordando alguien que arriesga tanto su integridad física?

Anónimo dijo...

Mi terapeuta ya me convenció que más de la mitad de mi enérgía la gasto tratando de agradar ... y todavía no empecé con las cirugías estéticas, pero me falta poco.

Anónimo dijo...

Me oriné en la cama hasta grandecita y ahora no soy tan vieja y dos por tres tengo una pérdidas que me ponen muy insegura. ¿Cómo arreglo esto? ¿Estaré a tiempo?

Anónimo dijo...

En donde trabajo me gané la fama de ser muy esforzado y de dar lo máximo. Ahora dudo si no me estarán aprovechando con malicia, pasándome los trabajos más pesados y divirtiéndose a costillas mías.

Anónimo dijo...

Amé a dos hombres y creo que ya no podré amar a ninguno más. No puedo sacarme de la cabeza de que TODOS son infieles. NO LOS SOPORTO MÁS.

Anónimo dijo...

En todo vínculo afectivo que se precie, hay problemas. Si fuese por este motivo, sólo las personas perfectas deberían vincularse entre sí. Es decir, todos tendríamos que pasar a ser hermitaños. Por suerte necesitamos afecto y somos capaces de perdonar.

Anónimo dijo...

No me parece que el dolor asociado a las experiencias que ud. menciona esté vinculado a la necesidad de afecto. Más bien me parece que por un lado está la necesidad de afecto y por otro las malas experiencias inevitables en toda relación afectiva. Continuar a pesar de las malas experiencias, no se debe sólo a la necesidad de afecto. Tiene que ver también, por ej, hasta dónde llegaron a herirnos, hasta dónde el otro se deja querer y hasta dónde el otro nos quiere.

Anónimo dijo...

Quiero comprometerme con mi novio. Mi hermana me dice que soy una boluda. Para mí que la boluda es ella. Ya sé que todo no va a ser rosas. Pero igual quiero!

Anónimo dijo...

Cuando las actitudes que nos provocan dolor llegan a un límite, decimos BASTA

Anónimo dijo...

Somos grandes consumidores de afecto pero no podemos comprarlo. Bien que nos la hicieron...

Anónimo dijo...

¿Cómo es ser abrumadoramente cariñoso? ¿Ser muy cariñoso abruma?

Anónimo dijo...

Euge, los que se abruman siendo muy cariñosos es porque expresan algo que no sienten. Actúan ¡andá a saber por qué!

Anónimo dijo...

La señora Mª de los Dolores y don Egenio Placer (de servirle), vivían en casas contiguas. Una vez MªdlD (para abreviar) fue a pedirle consuelo a EP. El pobre EP no tenía consuelo en su casa, así que no pudo servir a MªdlD. La susodicha señora volvió muy triste a su hogar y se puso a pensar que ante la escasez de consuelo, más valía aprender a fabricarlo en casa.

Anónimo dijo...

Ayer me dolía un montón la rodilla. Mientras aplicaba una crema masajeando suavemente, recordé que cuando era chico y venía todo amorotonado del fútbol, mamá hacía eso mismo.