domingo, 12 de octubre de 2008

Un día de suerte

El cumpleaños número 46 de mi mejor amigo fue un día de suerte.

Se festejó en una casa de campo ubicada a 30 quilómetros de la capital y el día estuvo espléndido.

Como a las 11 de la mañana llegó un autito coreano manejado por una mujer de lentes y pelo lacio negro.

Cuando se bajó cerró la puerta con parte de su vestido adentro, por lo que tuvo que volver a abrirlo, miró la marca de barro que le dejó en el ruedo, pateó con furia en el suelo y cerró con violencia para que la puerta inoportuna escarmentara.

Sin parar de gesticular furiosa, se dirigió a mi amigo para saludarlo o para insultarlo y cuando pasó al lado mío me encapsuló en su perfume.

Cuando terminó de saludarlo, me acerqué a ella y tomándola del brazo, le dije al oído: «Me gustás toda».

Ella tironeó para soltarse y la seguí hasta que intentó saludar a la esposa de mi amigo. Aproveché la preparación de sus labios para ser yo quien le diera un beso de sicópata descompensado.

Me miró a los ojos y le dije: «Vení».

Quizá me acompañó para no tener un segundo problema en la mañana y le dije: «Me gustás toda, sé que sos la mujer de mi vida y también sé que nadie podrá ofrecerte lo mismo que yo puedo darte».

Como sus pestañas bajaron levemente, entendí que esa era una rotunda aceptación y la invité a que fuéramos a mi camioneta. Hicimos el amor como dos venusinos alcoholizados. Llamé al móvil de mi amigo para decirle que nos íbamos con ella para terminar de arreglar unos asuntos personales.

En el viaje a la capital ella fue preguntándome cuáles eran algunos datos míos y ante cada respuesta me informaba los suyos.

Cuando llegamos a mi apartamento entró con actitud de copropietaria, hicimos el amor nuevamente como si volviéramos de una cruel abstinencia y hoy cumplimos 11 meses con inauguraciones diarias de zonas erógenas desconocidas.

Insisto: aquel fue un día de suerte.

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17 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi método para dormirme es ensoñar con una mujer que conozco de vista y que me la imagino ardiente y provocándome reacciones que sólo he visto en el cine y ahora en este cuentito.

Anónimo dijo...

Un error que cometemos todos los amantes del arte es creernos (aunque más no sea por un momento) que algo de eso es posible.

Anónimo dijo...

Mis mejores inversiones son en pagar las mejores localidades en espectáculos de cabaret. Me alimentan el alma.

Anónimo dijo...

Me la imagino delgada, porque el temperamento alocado no va con la gordura.

Anónimo dijo...

Ya no sé qué hacer para que mi bomboncito se vuelva loco conmigo. He pensado hasta en estudiar acupuntura a ver si saco de ahí algunas tretas útiles.

Anónimo dijo...

Los valientes y los lanzados sólo existen en la ficción.

Anónimo dijo...

Está lleno de lanzados irresponsables que terminan partiéndote el corazón. A veces vale la pena, pero otras quedás maldiciéndolos por una generación.

Anónimo dijo...

Me encantó el tipo del cuento. Aunque sólo hubiese sido un encuentro casual, que alguien te demuestre su deseo de una manera tan rotunda, te "agrega vida a los años"

Anónimo dijo...

¿Y el protagonista cómo sabía que ella era la mujer de su vida? ¿La conocía de antes?

Anónimo dijo...

¡Qué lindo cuento! Me imaginé la noche, la fiesta, esa mujer exótica y temperamental, ese hombre arremetedor y apasionado.
Necesito un hacedor de sueños!!

Anónimo dijo...

Qué es eso ¿suicidio a primera vista? o ¿calentura al borde de un ataque de nervios?

Anónimo dijo...

Tengo varias amigas venusinas y cuando estamos alcoholizadas nos divertimos como locas. Nos gusta ir a bailar a "Marte Street", allí los chicos hablan inglés y tienen un espíritu varonil y guerrero.

Anónimo dijo...

"me encapsuló en su perfume" ¡qué frase adorable!

Anónimo dijo...

Me gusta muchísimo ir a inauguraciones. Generalmente hay alegría, buena onda, algún vinito blanco y gente con ganas de charlar de cualquier cosa.
Ahora hace tiempo que no voy a este tipo de eventos porque descubrí las inauguraciones diarias de zonas erógenas. Naturalmente las prefiero, son más "vivenciales" que las otras, pero exigen una atención excluyente y me dejan molida.

Anónimo dijo...

Adoro a las mujeres que entran a mi casa en actitud de copropietarias. Nunca te piden permiso, abren la heladera, usan tu toalla y donde te descuides hasta tu cepillo de dientes. Las adoro porque me hacen sentir cómodo.

Anónimo dijo...

Me gusta como guión para una obra de teatro.

Anónimo dijo...

Magela debe ser una mujer muy imaginativa...puede crearse la noche a las 11 de la mañana!