jueves, 30 de octubre de 2008

«Amo al esclavo que se cree mi amo»

Es lindo ser de alguien y que nos cele, pero el pertenecer a alguien sólo es placentero bajo ciertas condiciones.

Es hermoso, excitante, fascinante y estimulante de nuestra autoestima cuando quien nos posee lo hace porque no puede prescindir de nosotros. Nos desea con tal intensidad que moriría si nos perdiera. Nos ama desde su instinto de conservación.

La relación dominante surge porque nuestras particularidades nos convierten en personas muy codiciadas, nuestras cualidades se vuelven esenciales para la supervivencia de quien nos ama posesivamente. Las restricciones a nuestra libertad impuestas por quien nos desea de tal forma, son la demostración inconfundible de que nuestro amo en realidad es esclavo de nuestro poder de seducción.

A veces nada de todo esto es así. Alguien nos cela, nos posee, nos controla, nos impone limitaciones a nuestra libertad porque es esclavo de su personal afán de dominio. Se ama a sí mismo y goza ejerciendo el poder por el poder mismo.

Cuando las cosas no salen bien —es decir, cuando el otro se apodera de nosotros no porque seamos una maravilla sino porque es adicto al poder—, estamos ante un diálogo de sordos. Uno cree que es amado en exceso porque posee la afortunada desgracia de generar pasiones descontroladas y el otro actúa como nuestro despótico amo porque simplemente le gusta adueñarse, sentirse poderoso.

Nota: El género de los personajes pueden ser todas las combinaciones posibles en una relación heterosexual u homosexual.

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18 comentarios:

Anónimo dijo...

Por eso recuperar la libertad es un proceso evolutivo, aunque a muchos no les guste.

Anónimo dijo...

Sueño con un amor de verdad y ni ud ni nadie logrará despertarme.

Anónimo dijo...

Quiero ser imprescindible para mis padres, mis hermanos, mis tíos, mis primos. Sólo imprescindible. Nada menos. Sólo así se irá mi eterna tristeza.

Anónimo dijo...

Hago cualquier cosa a quien me diga sinceramente "cosita divina". Es mi contraseña. Entrego todo como una incontinente. Sólo una persona acertó hasta ahora y nunca lo sabrá. Estoy deseando que acierte otra vez.

Anónimo dijo...

Mire que el amor es mucho más sencillo de lo que usted cree. Imagino que Ud debe ser un solterón aburrido que sólo piensa en trabajar.

Anónimo dijo...

Estuve en pareja con un compañero muy obsesivo que me prohibía hasta que contestara los mensajitos. Lo tuve que dejar porque me asfixiaba, sin dejar de reconocer que todavía lo quiero.

Anónimo dijo...

Lo que ud. dice es muy cierto. Es adorable perder algunas libertades porque hay alguien en el mundo que te necesita, pero perderlas porque el otro quiere tener un harén, o porque necesita dominar, no tiene gracia.

Anónimo dijo...

Qué linda la expresión del pibe de la foto. Se lo ve extasiado.

Anónimo dijo...

Una no necesita ser una maravilla para que alguien te ame.

Anónimo dijo...

Morir por perder al amor de uno es medio exagerado, pero quedar hecho pelota, sumamente frecuente.

Anónimo dijo...

¿A qué se refiere con poder de seducción? ¿A ud le parece que una mujer se engancha en serio con un tipo sólo porque es seductor? ¿No se le da por pensar que la seducción, con el componente histriónico que tiene, mas bien genera desconfianza?

Anónimo dijo...

De a poco tengo que aprender a nos ser esclava del sentimiento amoroso de otro/a hacia mí.

Anónimo dijo...

Tuve un patrón cuando trabajaba en la Estancia "El jabalí desatado" que no dejaba vírgenes ni en las iglesias y a su mujer la tenía con un cinturón de castidad hecho con lonja.

Anónimo dijo...

MI AFORTUNADA DESGRACIA ES LA DE NO GENERAR PASIONES EN NADIE

Anónimo dijo...

Primero lo primero. Una cosa son los nabos y otra las manzanas. Una cosa es la pasión descontrolada y otra el amor. Tienen duraciones y calidades diferentes.

Anónimo dijo...

Troya fue desvastada por culpa de una pasión descontrolada y absurda. Muy poética y escrita con excelencia, pero con el argumento de un culebrón mexicano.

Anónimo dijo...

Celina me cela
con celo abusurdo
mientras yo la zumbo
y me cojo a facundo.

Anónimo dijo...

El poder es la adicción menos trabajada en nuestros planes de salud.