Son nuestras dificultades
mentales (patologías, disfunciones, inmadurez) las que determinan que algunos
recuerdos nos parezcan insoportables. Por esto, una mente realmente sana, no
necesita olvidar nada.
Cuando tenemos que hacer una mudanza de
objetos de un lugar a otro, nos organizamos para hacerlo teniendo en cuenta
nuestra fuerza total y nuestra resistencia a la fatiga.
Algunas personas prefieren empezar acarreando
lo más pesado primero para aprovechar la ausencia de cansancio y dejan para el
final lo más liviano, suponiendo que tendrán menos energía disponible.
Llegado el caso, algunas cosas podrían no ser
desplazadas si la fuerza se nos agota.
También podría ocurrir que los objetos más «antipáticos», los que nos traen
malos recuerdos, los que siempre nos parecieron horriblemente feos, queden
abandonados «sin querer» para provocar un extravío involuntario que nos quite
de la vista esa cosa desagradable.
A nivel
psíquico es posible pensar en algo similar a lo que comenté para el desempeño
muscular.
Nuestra
mente tiene diferente disposición para atender, conservar, cuidar las ideas,
los conocimientos, los recuerdos.
Hay una
diferencia esencial entre la capacidad muscular y la capacidad mental: esta
última es infinitamente superior a la primera, pero sin embargo muchas personas
no utilizan toda la potencialidad disponible.
Algunos de
los motivos refieren a la represión, la negación, la censura.
Si apelamos
a lo comentado sobre el traslado de varios objetos de diferente peso, en este
caso tenemos que referirnos a la conservación o no de vivencias de diferente
carga afectiva.
Efectivamente,
así como la represión, la negación y la censura quitan de nuestra conciencia
ideas, pensamientos y sentimientos desagradables, la memoria parece ser la
encargada de ejecutar esas decisiones.
Son
nuestras dificultades mentales (patologías, disfunciones, inmadurez) las que
determinan que algunos recuerdos nos parezcan insoportables. Por esto, una
mente realmente sana, no necesita olvidar nada.
(Este es el
Artículo Nº 1.681)
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9 comentarios:
Una mente que no olvida nada recuerda sin priorizar. Esta característica supongo que dificulta la vida.
Recordar para no volver a repetir los mismos errores, no es un mal consejo, pero parece algo voluntarista. si nuestra psiquis realmente necesita olvidar, olvidará.
Y recordar para mantener vivo el rencor y la sed de venganza... no es la forma de vida que yo elegiría para mí.
Los recuerdos de amor, son recuerdos que propician nuestra salud. Cuando recibimos y estamos en condiciones de dar amor, vemos nuestro entorno con menos persecuta, con más alegría, vemos buenas intenciones en la gente... en definitiva: nos colocamos frente a nuestra realidad con una actitud positiva, que muy probablemente nos traiga buena vida.
Los olvidos en las mudanzas son clásicos. Parece que nuestra mente aprovechara esos momentos de cambio para dejar atrás cosas de las que más vale no acordarse.
Dicen que para olvidar un amor hay que sustituírlo por otro.
Eso no siempre da resultado.
Olvidar lo que no deberíamos olvidar, es como una traición que nos hace la cabeza. Nos hace sentir muy inseguros.
Mi marido siempre se olvida de nuestro aniversario. Ud me confirma lo que yo siempre pensé. El no es un tipo sano.
No es tan simple eso de los aniversarios, andá a saber por qué los olvida. No hay una explicación única para todos los casos.
Como dice Laura Canoura: ¨se me olvidó que te olvidé¨. Esos olvidos rotundos, cuando se nos vuelven a colar en la memoria y reaparecen como recuerdos, duelen mucho.
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