miércoles, 19 de septiembre de 2012

El miedo masculino y femenino





Los varones somos más arriesgados que las mujeres porque somos naturalmente más prescindibles. Por esto se dice que los varones miedosos son afeminados.

Necesitamos protección porque sabemos de nuestra vulnerabilidad. En ese aspecto, la niñez fue una buena etapa de nuestra vida porque, no solamente los adultos nos cuidaban sino que no teníamos noción de todo lo peligrosos que fuimos para nosotros mismos.

Pero la vulnerabilidad no termina en la niñez. Hasta nuestros últimos días seguimos necesitando que nuestra casa no se derrumbe, que las carreteras sean camino seguros, que los alimentos sean saludables, que el Estado evite las epidemias.

La sensación de vulnerabilidad y de peligro posee un alto grado de subjetividad. Ante idénticas circunstancias, dos personas pueden tener sensaciones bien distintas.

Es posible arriesgar una generalización bastante confiable: por varios motivos, las mujeres deberían estar dotadas de una mayor sensación de riesgo que los varones.

El instinto de nuestra especie debería reconocer la diferencia que existe entre perder a una mujer y perder a un varón.

Comenté hace mucho tiempo (1) que un macho, en cualquier especie mamífera, está en condiciones de fertilizar a muchas hembras mientras que las hembras tienen un mayor compromiso corporal porque después de ser fecundadas, tienen un largo período dedicado a gestar y a criar a su prole.

Si la naturaleza se preocupa de que cada especie disponga de los recursos suficientes para preservarse, entonces los hombres deberíamos ser más arriesgados que las mujeres.

Como les decía, la razón es puramente funcional: los varones somos mucho más prescindibles que las mujeres. Sería exagerado decir que los machos de cualquier especie somos «descartables», pero lamentablemente acabo de decirlo.

En suma: los varones somos más arriesgados que las mujeres porque somos naturalmente más prescindibles. Por esto se dice que los varones miedosos son afeminados.




(Este es el Artículo Nº 1.692)

7 comentarios:

Flavia dijo...

Las mujeres dejaremos de ser importantes (si es que alguna vez lo fuimos), cuando empiece a quedarnos chico el planeta.

Esther dijo...

Siempre fuimos lo más importante, por eso se nos pone en segundo lugar, porque ya poder... tenemos demasiado.

Jacinto dijo...

Creo que Ud. tiene razón cuando explica el motivo por el cual lo natural es que el varón sea más arriesgado. A mí me cierra por todas partes.

Jorge dijo...

Gracias al miedo de la mujer, las crías están a salvo.

Germán dijo...

No demostrar el miedo que se siente puede ser una técnica operativa para manejarlo. (al miedo)

Mª Eugenia dijo...

¿Y si por medio de la ciencia y la tecnología dejamos de ser imprescindibles para la especie?

Ingrid dijo...

Lo vivo intenta reproducirse. Ese mandato no se puede doblegar.
Un hombre puede fecundar a muchas mujeres. Un óvulo solo, estará a la espera de muchísimos espermatozoides. Uno sólo de los espermatozoides llegará, o a lo sumo dos o tres. Dicen que el record es nueve (aunque técnicas de fertilización mediante). Entonces tenemos que lo dado por el hombre (espermatozoides), abunda y puede durar toda la vejez. Lo dado por la mujer escasea y se termina antes (alrededor de los 50 años).