Algunas personas atraen colaboradores haciendo creer que
Dios los ayuda especialmente. Esos colaboradores trabajan gratis porque
querrían acercarse a Dios.
La publicidad testimonial es la que incluye en
el mensaje la expresión favorable de alguien que dice conocer el producto.
Los destinatarios del mensaje sentimos que «si esa persona igual a mí, expresa
conformidad por el producto, seguramente yo también habré de sentirla».
Forma parte
de nuestro razonamiento inspirado por la publicidad testimonial, pensar algo
así como «si esa persona lo probó y me lo está recomendando, ahora tengo
información confiable sobre la mercancía».
De más está
decir que si esa misma información la recibimos personalmente de una persona
conocida (publicidad boca-a-boca), nuestra confiabilidad quizá sea mayor,
aunque no está de más recordar que «las personas que aparecen en la tele, son
importantes, lo cual compensa el hecho de que no la conozcamos personalmente».
A veces la
publicidad testimonial refuerza el efecto utilizando para el anuncio a alguna
figura por todos conocida, quien se muestra como alguien que conoce lo que
ofrece y por eso nos asegura, poniendo en juego su prestigio, que podemos
comprarlo confiadamente porque él lo usa en su casa.
En lo que
refiere a cuestiones de prestigio, recomendación, confiabilidad, quería
comentarles algo bastante sutil, de funcionamiento inconsciente y muy común.
Quien se
muestra como muy agradecido hacia Dios, exhibiendo su gratitud con especial
notoriedad, está generando un efecto favorable hacia sus propios intereses.
Según sea
su habilidad, puede estar sugiriendo que Dios lo ayuda muy especialmente, que
si no para de agradecerle es porque cuenta con el privilegio de ser un «hijo
predilecto».
Este supuesto «hijo predilecto» atrae
«colaboradores
desinteresados» haciendo creer que Dios lo ayuda especialmente. Esos colaboradores lo
ayudan gratuitamente porque querrían acercarse a Dios o al menos, ser amigo del
amigo de Él.
(Este es el
Artículo Nº 1.687)
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13 comentarios:
Sí, claro, queremos sentirnos poderosos porque somos extremadamente vulnerables. Vivimos en permanente incertidumbre. Ignoramos infinitamente más de lo que sabemos.
Dios es todopoderoso y acercarnos a él nos da un poco más de seguridad. Las personas de poca fe, pero que desearían con todo su corazón creer en ese dios maravilloso, pueden sentir la necesidad de contagiarse de quienes tienen mucha fe. En ese caso entablarán relación con esas personas. Capaz que empiezan a creer un poquito más y entonces se sentirán mejor, más seguras, con menor desasosiego.
¿Quiénes son los colaboradores que trabajan para Dios? ¿Los monaguillos? ¿Los sacerdotes? ¿Las Hermanas?
Si son ellos, es cierto que muchas personas trabajan en su entorno y colaboran. Eso los hace felices.
Fui a colegio de curas y la publicidad testimonial que me dieron fue variada. Muchas cosas me gustaban, otras no. Había buen clima, había cierta hermandad. Cuando íbamos a campamentos la pasábamos bien. Lo que no me gustaba era la dureza de algunos profesores y el desubique de algunos que compañeros. En ningún momento se me dio por pensar si yo era un colaborador de Dios. Sólo iba, estaba ahí, hacía lo que había que hacer. Tenía mi grupo de amigos. Después todo eso fue desapareciendo. Nos fuimos casando, dejamos de vernos. Algunos seguimos reuniéndonos una vez al año. Cuando paso frente al colegio me da nostalgia. No sé... esto no tiene mucho que ver con la propuesta de pensar en lo que nos puede dar el ser los hijos predilectos de Dios. En realidad se supone que Dios no debería tener hijos predilectos. Bueno... no sé, el tema me supera.
El poder de la Iglesia es todavía bastante fuerte. Es en un sentido muy terrenal que su poder es fuerte. En el resto no creo que tengan demasiadas ventajas.
Los que dicen conocer a Dios, conocen algo que yo no conozco.
Es muchísimo más fácil seguir el camino que otros recorrieron exitosamente, que labrarse el camino propio. Las religiones ofrecen un camino comunitario que ya está construído.
Las personas conocidas que nos hacen la publicidad boca a boca más convincente son los que luego llamamos referentes.
Conocí a un niño cuya madre trabajaba de ¨testimonio¨. ¨¿Cómo de testimonio?¨, le pregunté yo. Y resulta que le pagaban por dar su testimonio en programas religiosos de TV y radio. El testimonio se lo tenía que aprender y decirlo de manera convincente. Resulta que la madre de ese niño era una buena actriz.
Me imagino que ser amigo de dios es vivir en paz, tener alegría, encarar las cosas con calma, pensar que los otros no son ni mejores ni peores que yo, sólo distintos.
Concuerdo que podemos llegar a creer que las personas a las que consideramos buenas, son los hijos predilectos de Dios. Son los que más lograron acercarse a Él. Por lo tanto acercarse a los hijos predilectos te da un lugar de segundón pero que no deja de ser privilegiado.
Los que inconscientemente creen que acercándose a los hijos predilectos de dios van a ser favorecidos, están actuando de una forma humanamente esperable.
La gratuidad en sentido estricto no existe. Para todo lo que hacemos existe una motivación.
Yo creo que podemos hacer cosas sin motivación.
Que a todo le podemos encontrar una o varias causas, o motivaciones, está clarísimo. Pero también podría suceder que pensamos así porque nuestra cabeza no puede manejarse de otro modo.
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