miércoles, 21 de abril de 2010

La envidia estimulante o tóxica

La envidia es un sentimiento que no tiene por qué ser erradicado de nuestro menú afectivo.

El instinto de conservación posee una evolución de millones de años y cada señal que nos envía debería ser aprobada sin más trámite.

Cuando percibimos que algo que posee otro nos haría sentir bien, el deseo de poseerlo (envidia), es un impulso saludable en tanto procuramos mejorar nuestra calidad de vida.

Claro, para vivir en sociedad hemos tenido que inventar algunas normas muy contrarias a nuestro interés, una de las cuales es el respeto de la propiedad privada.

Es probable que para darle fuerza a esta norma tan contraria a nuestro deseo de apoderamiento, hayamos tenido que condenar el sentimiento que la pone en riesgo.

La envidia es el deseo de poseer lo bueno que otro tiene.

En una sociedad en la que se valorice el afán de superación de sus integrantes, esta actitud es muy apreciada, mientras que en una sociedad en la que se critique el esfuerzo aplicado al progreso personal, será combatida.

Pero entendemos algo más por envidia, y es el la tristeza por el bienestar ajeno.

Este segundo significado del vocablo en realidad es una consecuencia de la norma que impone la propiedad privada.

Desear que el otro padezca una pérdida surge cuando vemos que no podemos conseguir eso que el otro posee y que tanto necesitamos tener.

El deseo de lo ajeno se convierte en perjudicial sólo cuando quien envidia no puede hacer el esfuerzo para conseguirlo legalmente (comprarlo con ahorros, por ejemplo).

La mayoría de quienes no pueden saciar sus deseos legalmente, son personas que conservan rasgos infantiles, con inmadurez emocional, voluntaristas, creyentes en poderes mágicos.

Sólo en estas personas, la envidia es peligrosa.

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10 comentarios:

Cacho dijo...

Y no es posible desear lo que tiene otro sin necesidad de envidiarlo? Yo deseo a mi cuñada pero adoro a mi hermano.

Luis dijo...

NO se trata de que haya personas incapaces de hacer el esfuerzo por ahorrar. El esfuerzo por sobrevivir no les deja espacio para el ahorro.

Isolina dijo...

la propiedad privada es tan poco respetada que ya es hora de que se empiece a respetar otra cosa.

Adriana dijo...

Dentro del menú afectivo, la envidia me cae bastante pesada.

Damián dijo...

No puede ser tan saludable quitarle a otro algo que necesitamos porque se supone que el dueño también lo necesita.

Martín dijo...

De pronto, para que la condena a la envidia fuera más contundente, se extendió a todo lo deseado, fuera o no de otro. Lo digo porque a veces yo ni me doy cuenta de qué diablos es lo que quiero.

Anónimo dijo...

el bienestar ajeno no me entristece, me enfurece

Margarita dijo...

No sé si es la envidia lo que me estimula o si lo estimulante es ver que otros pueden lograr lo que yo quiero. De ese modo siento que mi deseo es más realizable.

Graciana dijo...

Envidia es la bronca que nace de carecer de algo que el otro tiene y que para uno es importante.
El deseo de poseer lo bueno que los otros tienen es ganas de vivir, no envidia.

Raúl dijo...

A todos nos gusta lucirnos con nuestra pareja, no sé si dar envidia, pero sí que nos admiren.