miércoles, 7 de abril de 2010

Los análisis de Hiroshima y Nagasaki

En un artículo publicado hace poco con el título Comer la verdad les decía que todos los efectos que percibimos están provocados por una sola causa, que nuestro cerebro cree muy compleja porque sólo puede intentar digerirla de a pequeños bocados de información.

Casi todos los niños pasamos por una etapa en la que nos gustó despanzurrar (desarmar, abrir, romper) objetos de los que quisimos saber qué contenían.

En términos adultos, esto es analizar (separar el todo en sus partes).

Cuando digo que intentamos captar la realidad usando un modelo digestivo, mordisqueando el objeto de observación, estoy usando una metáfora para decir que intentamos analizar.

Sin embargo, aquella primera etapa de analistas no es seguida por una etapa de síntesis (composición de un todo uniendo sus partes).

La mayoría disfrutamos analizando pero muy pocos disfrutan sintetizando.

Esta particularidad de nuestra vocación como científicos silvestres da como resultado que a lo largo de nuestra vida dejemos un reguero de objetos, ideas y personas, suficientemente analizadas (separadas en sus partes, despanzurradas, desarmadas, abiertas, rotas) y muy pocas sintetizadas (compuestas, armadas, recicladas, perfeccionadas, operativas, funcionando).

A veces ocurre que un reparador voluntario no especializado, desarma la licuadora descompuesta, y luego nota con cierta soberbia, que el fabricante había utilizado piezas de más (aquellas que el voluntarioso arreglador no pudo recordar dónde iban).

En este estado de cosas, cada vez que revisamos nuestra trayectoria, cuando decidimos inventariar nuestras investigaciones y sus respuestas, nos encontramos con un humeante campo de batalla.

Supimos analizar (desarmar) pero no supimos —o no tuvimos ganas de— sintetizar (armar, construir una conclusión armónica, a prueba de errores, funcional).

A este resultado tan penoso tenemos que agregarle algún calmante de nuestro amor propio, para lo cual balbuceamos una respuesta de ocasión desvinculada del análisis precedente.

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10 comentarios:

Sandra39 dijo...

Lo que pasa es que cuando te ponés a analizar te das cuenta que para tu pobre cabeza es todo tan complejo, que luego sintetizar sería una tarea titánica.

Lola dijo...

Ay papi! acaban de decirte titán...

Eliana dijo...

Necesito un reparador de sueños que me mantenga en la ruta de la utopía.

Néstor dijo...

Mi hermana mostró su vocación por la cirugía desde muy pequeña, cuando habría las muñecas por la panza y les sacaba el relleno para afuera.

Marcia dijo...

Deja que los filósofos se ocupen de construir una conclusión armónica, sin cabos sueltos, con coherencia y lógica. Ellos son lo suficientemente locos como para hacerlo.

López dijo...

Lo importante es tener siempre una respuesta. Decir que uno duda o no sabe es una señal de debilidad. Hay que tener respuestas para todo, aunque estén peladas de razón y se muestren creíbles a fuerza de simular autoridad.

Leticia dijo...

Trato de no revisar mi trayectoria; se parece a una montaña rusa y las montañas rusas me dan miedo.

Raúl dijo...

Un amigo me dijo que para él la familia ya estaba en extinción y cuando le pregunté por qué su esposa estaba esperando un niño, me dijo que los niños podían ayudar a descentrar el interés en la pareja y lograr que el divorcio sea menos traumático (a costa del niño claro).

Marcelo dijo...

Mi psicólogo me tuvo en análisis 3 años y nunca me dio un diagnóstico. Me debe una síntesis, pero bueno, yo también me quedé debiéndole plata.

Marta dijo...

Analizar es divertido porque nos permite descubrir cosas nuevas e interpretarlas usando la razón y la imaginación. Para hacer la síntesis tenemos que ser muy leales con nuestro objeto de estudio, para que las conclusiones se desprendan de la realidad y no de nuestros deseos.