Cuando los fabricantes de medicamentos utilizan seres humanos voluntarios para probar la eficacia de las nuevas sustancias, deben tomar precauciones para disminuir los efectos de la sugestión.
Si los voluntarios saben que se está probando en su cuerpo un calmante, los más sugestionables sentirán alivio (efecto placebo), inclusive cuando sólo ingieran una sustancia neutra.
En mayor o menor medida, todos somos sugestionables porque esto depende de cómo reaccione nuestro cerebro con los estímulos que recibe.
Si estamos en una cultura donde muchas personas confiables, afirman que tomar dos litros de agua diarios, nos mantendrá jóvenes, terminaremos creyéndolo y pensando que la sed es una señal de la naturaleza que debe ser ignorada.
El razonamiento parte de suponer que alrededor de las dos terceras partes de nuestro cuerpo, es agua. Por lo tanto, de forma muy elemental, tomando esa cantidad de líquido diaria, haremos con nuestro cuerpo lo mismo que podríamos hacer con un jarrón al que le cambiamos el agua diariamente.
Como todos queremos conservar la juventud, parece obvio que si diariamente renovamos dos terceras partes de nuestro cuerpo, tenemos la juventud asegurada.
Usted habrá notado que la ingesta compulsiva de agua está perdiendo adherentes. Es probable que estemos entendiendo que el razonamiento es erróneo y que nuestro cuerpo es algo más complejo que un jarrón.
Desde el año pasado (2009), gran parte de la población mundial dejó de tomar tanta agua porque consideró que el humo del tabaco es el verdadero problema.
La furia desatada contra este vicio, placer, costumbre o hábito, no es racional.
Repentinamente, las preocupaciones aisladas que teníamos sobre sus posibles consecuencias nocivas, se convirtieron en obsesión y fanatismo.
Ahora sí, la sugestión (efecto placebo) logrará que el tabaco haga daño a los más sugestionables.
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12 comentarios:
Me alivia un montón que diga eso del agua. Yo creía que por mi falta de voluntad estaba perdiendo la posibilidad de tener una piel tersa.
En verano tomo más de dos litros, pero si en invierno hiciera eso pasaría las dos terceras partes del día en el baño.
Esta vuelta los 2 litros de agua se apagaron con el cigarrillo.
A veces la realidad supera a la imaginación.
El efecto placebo siempre me prende. Lo más sabio es que siga sin fumar.
Quizás pasó de moda lo de los dos litros de agua porque empezaron a darse cuenta que lavaba el cerebro.
Antes la nutricionista me tenía condenado el chocolate, ahora dice que es antioxidante.
Estamos dejando de tomar agua porque se están acabando las reservas de agua dulce en el planeta.
Conozco varios casos de personas que enfermaron de cáncer al poco tiempo de dejar de fumar. Los médicos dicen que el daño ya estaba hecho, pero también podría ser que llegado el momento en que la persona se sugestiona con que el cigarro le va a hacer mal, y lo deja, entonces se enferma.
Cruzo los dedos para que no se sigan ensañando con la carne roja y para que E. Morales no asocie más al pollo con los maricones.
Ahora hay más gripe AH1N1, pero ya no nos despierta ninguna emoción.
Toda mi vida fui deportista. Recuerdo que cuando niña no nos dejaban tomar agua después de la gimnacia; teníamos que esperar como 2 horas. Ahora en cambio, te piden que entres al gimnacio o a la sala de aparatos con una botellita de agua.
Una vez me hicieron un lavado de estómago porque me tomé un montón de pastillas. Mi madre dijo que al otro día tenía la piel luminosa. Lástima que yo no pude darme cuenta porque estaba en otra.
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