Nuestra forma de registrar la realidad permite acceder a por lo menos dos aspectos de esta: el agradable y el desagradable.
La mayoría de las personas optan por uno y es el que siempre perciben, ignorando el otro.
Naturalmente que el aspecto más popular, es el agradable.
La minoría se esfuerza por ver ambos aspectos, quizá con la ingenua esperanza de tener una comprensión global, completa, integral.
Con un ejemplo me explicaré mejor (para lo cual, las lectoras que sean madres, deberán autorizarme para hablar de algo que sólo ellas pueden experimentar).
Tener un hijo tiene aspectos positivos (agradables) y negativos (desagradables).
Es hermoso que una parte del cuerpo propio tome vida independiente, se desarrolle, se convierta en un individuo y en un adulto con hijos que la abuela pueda disfrutar recordando lo agradable de ser madre.
No es nada hermoso tener que trabajar con o sin ganas, para atender todo lo que el hijo necesita, desea y reclama. Tampoco es agradable que el hijo adulto, ignore la autoridad de su madre y ya no la obedezca como cuando era pequeño.
La relación que las mujeres tienen con los hombres también está regida por la característica de ser agradable y desagradable.
Un dato esencial en esta reflexión, es tener en cuenta que hombres y mujeres somos tan distintos, que perfectamente podríamos pensar que pertenecemos a especies diferentes, a pesar de que la especie varón puede fecundar a la especie mujer. (1)
Ambos fuimos hijos de una mujer, con quien aprendimos a amar, a desear y a gozar.
En suma: para ellas son agradables los hombres que les dan lo mismo que les dieron sus madres (atención, protección, seguridad, ternura, placer) y son desagradables los hombres que las confunden con su mamá (de él), pidiéndole atención, protección, seguridad, ternura y placer.
(1) Ya sé por qué no me entiendes
La mujer es un hombre sin pene
●●●
13 comentarios:
A mí me enamora que me den y que me pidan. Un hombre autosuficiente no me atrae. Nunca me va a necesitar.
Me colma, satisface, llena de alegría, poder dar atención, protección, seguridad, ternura y placer.
Para que eso sea posible necesito que me den atención, protección, seguridad, ternura y placer.
No soporto a los hombres que te comparan con la mamá y siempre están buscando que la sustituyas lo mejor posible. Además, claro está, nunca se conforman.
Las mujeres que le prestan los mismos servicios a sus hijos que a su esposo, se privan de la posibilidad de vincularse con un hombre.
Algunos días estoy para captar la parte agradable y otros para invadirme con la parte desagradable.
Busco desganado un poco del gris equilibrio.
No me parece que hombres y mujeres seamos tan distintos. Lo unisex no existe, pero eso de que parecemos especies diferentes, a mi juicio es una exageración.
Creo que la mayoría de las mujeres niegan la parte desagradable de ser madres. Lo más frecuente es que busquen reafirmarse unas a otras en la idea de que lo más importante en su vida son sus hijos. Nunca reconocerán que si ellos son tan importantes es porque les dan un rol, les permiten proyectarse, depositar su afecto, valorarse a sí mismas.
Los hijos son muy importantes en la vida de una mujer porque los conciben como una parte de su cuerpo, por lo tanto, tengan o no tengan una buena relación con ellos, jamás podrán abandonarlas.
Una buena cantidad de los pequeños no obedecen a su madre. Ayer, en una de mis visitas domiciliarias (soy pediatra) una madre me dijo que no le había tomado la fiebre a su hijo de dos años porque "no se dejaba".
Como ud dice, a veces podemos captar los aspectos agradables y desagradables de una situación; el detalle es que a menudo, en esa situación, no nos captamos a nosotros mismos.
Lo único integral que pasa por mi vida es el pan; y ni tanto.
No conozco personas que sólo perciban el aspecto agradable de la realidad.
De las que perciben sólo la parte desagradable, sí conozco.
Debe ser verdad eso de que ser abuela es más disfrutable que ser madre.
La primer parte desagradable de ser madre es el parto.
Publicar un comentario