sábado, 24 de octubre de 2009

Platero y yo

Imaginemos un carro de carga tirado por un caballo (imagen).

Este animal sólo quiere comer, beber, estar con sus semejantes, sin embargo su amo lo obliga a tirar del carro.

Este caballo representa una parte nuestra: aquella que sufre, disfruta y hace el esfuerzo por vivir.

El carro del que tira representa otra parte nuestra: aquella que aumenta o disminuye el esfuerzo que tiene que hacer el caballo (ambición, urgencia, ansiedad, descanso, diversión, prejuicios, obediencia, compromisos, inhibiciones, deportes, juegos).

Pondré un ejemplo: Si tenemos que tirar de nosotros mismos cuando el carro está casi vacío, las ruedas giran libremente y el desplazamiento no requiere velocidad, nuestro amo (la parte nuestra encargada de administrar los esfuerzos, de cumplir con las obligaciones, de ganar el sustento), no tendrá más que agitar las riendas para que avancemos.

Si por el contrario, el carro está muy lleno de objetos pesados, las ruedas giran con dificultad y es necesario avanzar velozmente, entonces nuestro amo seguramente nos golpeará para que, atemorizados por el dolor, hagamos lo que él quiere (o necesita que hagamos).

Nuestra vida es más o menos penosa según cómo estén coordinados estos tres elementos que representé con el caballo, el carro y su amo.

Si tenemos dolores constantes, cansancio permanente, malhumor continúo, es probable que estemos teniendo que arrastrar compromisos (el carro) muy pesados bajo las órdenes de una responsabilidad (el amo) que exige velocidad y/o largas horas sin descanso.

El psicoanálisis nos orienta para modificar los tres elementos mejorando las condiciones de trabajo (de vida).

Las religiones, libros de autoayuda y otras terapias consuelan al caballo para que se resigne pues «ya vendrán recompensas y tiempos mejores».

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13 comentarios:

Dalma Moraes dijo...

Solamente opino sobre la forma de enseñarlo porque el tema ya lo conozco, y me parece que tiene una buena idea pero que no logró perfeccionarla.

Espero no molestarlo.

Gracias.

Lic. Lofredo dijo...

El mensaje que transmiten los libros de autoayuda es: querer es poder. Confían en el voluntarismo y desconocen la fuerza de nuestras motivaciones inconscientes.

Yoel dijo...

Creo que mi caballito simula que tira del carro pero va dando vueltas en una calesita.

Samuel dijo...

No es justo que unos tiren con un árabe y otros con un percherón.

Morgana dijo...

Mi amo ya no me ama porque se cansó de agitar las riendas.

Facundo Negri dijo...

Tengo el caballo cansado, el carro pesado y al amo vencido.

el caballo del alpinista dijo...

¡Todo se me hace cuesta arriba!

Anónimo dijo...

No tengo dolores constantes, ni malhumor, ni cansancio. Sólo me falta el entusiasmo.

el caballo deportista dijo...

Me gusta ir con el carro pesado así puedo entrenar.

Efraín dijo...

En mi carro llevo una estatua de Edipo que pesa seis toneladas!

el amo dijo...

Cuando las ruedas de mi carro giran con libertad tengo miedo de perder el control.

Flopy dijo...

Yo desprendí el carro, y sigo al trote montada en mi caballo.

Anónimo dijo...

Me parece que no conocés mucho de religión, que viene de la palabra religar, religar al hombre con Dios. Religión no viene de institución ni nada que se le parezca a organización humana. Jesús dijo "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga".
Lo difícil en el hombre es creer, porque va en contra de su naturaleza.