sábado, 10 de octubre de 2009

Cómo medir la locura personal

El papá quiere tener un hijo varón y la mamá quiere tener una hija. O al revés. O están de acuerdo y aceptan «lo que sea con tal que tenga buena salud».

O hacen algo mejor: Si el recién nacido tiene vagina la llamarán María José y si tiene pene, José María.

A todo esto, el nuevo ciudadano no sabe (ni nunca sabrá) qué rol se le tenía asignado de acuerdo a los deseos de los padres, tíos, abuelos, amigos.

Cuando sea una persona adulta, seguramente vivirá entre los demás ciudadanos sin llamar la atención por sus dos nombres.

Claro que si sus nombres fueran por ejemplo Alicia Roberto, Guillermo Angélica, Dora Paulino o Carmelo Lucía, no pasaría desapercibido.

Los nombres combinados de estos cónyuges bíblicos permiten que alguien sea nominativamente hermafrodita (que posee los dos sexos).

Sin importar la validez histórica de los acontecimientos, estamos aceptando que una mujer puede ser fecundada por alguien que no es su compañero y además sin dejar de ser virgen.

Dejo de lado también la tan sacrosanta fidelidad a la que adhieren millones de personas inteligentes que sin reparar en la incoherencia, glorifican lo que en su discurso condenan (no digo que también lo demonizan en sus actos porque la casuística es muy rica y variada).

Estas reflexiones tienen por objeto evaluar hasta dónde puede llegar la irracionalidad de nuestro pensamiento.

La utilidad de estas reflexiones consiste en que nuestra especie cuenta con respetables antecedentes que la habilitan para no dramatizar la aparición de ideas o actitudes ilógicas.

Más concretamente: quizá usted tenga excelentes ideas que no se anima a publicar creyéndose poco sensato. Ya ve: le será difícil superar estas locuras milenarias.

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11 comentarios:

José María Laplace dijo...

Me llamo José María igual que muchos y nunca se me ocurrió esto de que fuera nominativamente hermafrodita.

Quizá tu imaginación vuela fuera de la estratósfera.

Efraín dijo...

La locura no me la mido para no asustarme.

Mª Eugenia dijo...

¿Qué son los cónyuges bíblicos?

Celina dijo...

Lo ilógico lo dramatizamos sólo cuando nos conviene.

Mª José dijo...

A mí me pusieron Mª José porque mis padres querían que fuera como una hermana de Jesús.

Anónimo dijo...

Aprendí a vivir siendo hermafrodita cuando comencé a respetarme por encima de todas las cosas.

Luján dijo...

No puede calificar como locura lo que está escrito en la Biblia. Usted es un arrogante.

Rosana dijo...

Me gustaría que explicara qué tiene de ilógica la fidelidad.

Rogelio dijo...

Las locuras aceptadas por las grandes masas se validan. Es la locura individual la que te discrimina.

Angélica dijo...

Si te fecunda el Espíritu Santo no estás siendo infiel porque ahí nadie pone el cuerpo.

Lucía dijo...

El pensamiento irracional no me molesta, salvo cuando quieren convencerme de algo.