martes, 20 de octubre de 2009

El corazón prehistórico

Los números (estadísticas) indican que las fallas cardíacas son la principal causa de muerte.

Ante este dato podemos optar por dos interpretaciones de los hechos según el punto de vista que más nos guste.

Por un lado tenemos a quienes hay llegado a la conclusión de que el cuerpo adolece de un atraso tecnológico.

En pocas palabras, poseemos el mismo corazón que tenían los primates de hace millones de años pero nuestro cerebro tiene que desempeñarse en un escenario totalmente diferente.

Haciendo una comparación con un ejemplo de la mecánica, tenemos un auto (corazón) precario que es conducido por un chofer (cerebro) muy estresado, exigente, acelerado.

El resultado de este anacronismo (algo viejo usado en tareas nuevas), es que el corazón se rompe y su propietario muere.

Desde otro punto de vista, cada vez sabemos más de la sorprendente elasticidad (flexibilidad, adaptabilidad) que tiene nuestro cuerpo.

Todo él (incluida la psiquis), dispone de recursos sorprendentes para reciclarse anatómica y fisiológicamente para convivir en armonía con las diferentes circunstancias que le toquen en suerte.

Si ahora entendemos que aquel auto vetusto (ejemplo del primer punto de vista), puede pasar de ser un Ford A (1930) a un Toyota 4Runner (2009) cuando las circunstancias lo estimulen, entonces podemos asumir que, si bien seguimos siendo seres mortales como hace millones de años, no moriremos prematuramente por fallas que debamos reparar o compensar.

En suma: somos mortales, de algo moriremos y alguna causa tiene que ser la más frecuente. Si no fueran las fallas cardíacas, sería cualquier otra.


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12 comentarios:

Luis Miguel dijo...

Cuando corro con viento, niebla o lluvia, me cuestiono si todo este esfuerzo será necesario o estaré haciendo el papel del tonto.

Filosofando al vacío dijo...

La muerte biológica es invetible, pero la muerte existencial es la más trágica de todas. Aunque a esto último se le contrapone la pregunta de cómo vivir y para qué, cuya justificación pareciera perderse en el horizonte de lo ilusivo. Se pierde allí, o bien allí puede recién comenzar. Sin duda que se necesita una fuerte creencia para ver algo, pero a veces también ocurre lo contrario, es por una fuerte creencia que no lo vemos. Y si todo se termina reduciendo a una creencia supongo que la mejor alternativa es aquella que resulta más amena tanto para nosotros como para los demás.

saludos,
Alejandro.

Mauricio dijo...

Si la causa de muerte más frecuente empieza a darse a los 100años, significa que tenemos más esperanza de vida. Con un corazón fuerte no queda otra que ser longevo.

Orosmán dijo...

la mejor muerte es por síncope, no cabe duda.

Rosario dijo...

La vida útil del cuerpo está en relación a cómo sea su uso.

Filisbino dijo...

Soy malo para adaptarme a las circunstancias; espero que las circunstancias se adapten un poco a mí.

López dijo...

Puedo convivir en armonía con lo que sea, salvo con mi mujer.

Matute dijo...

Yo corro igual que Luis Miguel pero nunca me lo cuestiono; corro porque siempre estoy huyendo.

Matilde dijo...

El cambio de escenario lo sufre nuestro corazón y nuestro cerebro.

Carla dijo...

Ya entendí! Lo que ud dice es que si nos adaptamos a las circunstancias, viviremos más años.

Magdalena dijo...

La mayoría hacen ejercicio para verse bien y no por salud, aunque resulte mejor decir lo contrario.

Jorge dijo...

El corazón no me preocupa; vivo a los pies de un volcán.