miércoles, 14 de octubre de 2009

La verdad con fecha de vencimiento

Todos nos angustiamos por la incertidumbre y tratamos de eliminarla por medio de la investigación que nos genere un conocimiento capaz de explicarnos cómo funciona eso que nos angustia.

Por ejemplo queremos saber por qué vivimos, cómo evitamos el sufrimiento, qué pasa después de la muerte.

Esa investigación que todos hacemos (científicos y no científicos), tiene dos etapas.

Mientras no tenemos una respuesta confirmada, suponemos una respuesta convincente (hipótesis, teoría, mito).

La segunda etapa es la respuesta confirmada (existe la Ley de Gravedad, existen microorganismos que nos enferman, la Tierra no es el centro del universo).

Esta segunda etapa llega pocas veces y por eso quedan muchas preguntas sin respuestas confirmadas.

En un artículo publicado con el título El sol es color blanco les decía que estamos condenados a conocer la realidad desde un único punto de vista: el humano.

A medida que pasan los años, los seres humanos vamos cambiando, evolucionamos, incorporamos nuevos conocimientos, descubrimos nuevas cosas con nuevos aparatos.

Como los seres humanos cambiamos y la realidad que percibimos siempre es desde el punto de vista humano, entonces para nosotros la realidad va cambiando.

Lo que era real hace 100 años hoy puede no serlo porque los humanos de hace un siglo percibían cosas diferentes porque tenían menos conocimientos e instrumental más precario.

Por lo tanto lo que hoy estamos percibiendo como real, tampoco lo es ya que dentro de un tiempo vendrán otros que sabrán más, observarán mejor y descubrirán que nuestras verdades eran falsas.

Conclusión: un apego muy firme a las verdades actuales (en historia, medicina, astronomía) está condenado al fracaso en poco tiempo.

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14 comentarios:

Gladys P. G. dijo...

Cuando necesito de la medicina, les creo todo lo que me dicen. Cuando estoy sana, pienso como usted.

Mis creencias también tienen día de vencimiento.

Filosofando al vacío dijo...

Buenas!Quisiera reparar en la distinción de las dos etapas y señalar la que me parece una interesante paradoja: no basta con poseer una respuesta confirmada para que se excluya a una respuesta convincente, es decir, por más que la ciencia (más allá de las posibles objeciones) nos brinde alguna que otra verdad eso no quiere decir que nuestra convicción se apegará a ella y que nuestra vida será coherente como si fuera una deducción. En este punto estoy de acuerdo en el reconocimiento de lo precario de la ciencia, pero no es algo fundamental; en mi opinión, uno puede poseer un sentido que se situe más allá de eso, o bien, puede no poseer un sentido a pesar de ello.

Encuentro lo crucial en la convicción, que según sea el caso podrá ir o no de la mano con lo sostenido por la ciencia. Porque sería iluso creer que en épocas en las que se creía en un plan divino o teleología fundante no haya habido quien en su vida, a pesar de conocer ello, no contaba con un sentido o con alguna otra motivación para actuar o simplemente vivir. Está bien, son casos relativos y psicológicamente entendibles, pero esto que se podría utilizar como objeción es mi punto de partida: la situación particular de cada individuo. Y allí es donde las categorias (como la distinción en esta dos etapas) no tiene demasiado sustento, bien para fundamentar una actitud o un sentido, bien para desacreditarla.

Pero si de todos modos habría que hablar de etapas creo que se podría hablar de una primera en la que el individuo se enfrenta a uno mismo, una segunda en la que se enfrenta con las supuestas verdades externas, y una tercera en la que se sintetizan las primeras dos. Lo particular de esto me parece que es que se trasciende las supuestas verdades y es el individuo el que establece la suya, de acuerdo a su convicción. Por supuesto que no por esto se relativiza todo, sino que al contrario nos pone en una obligación mayor (al menos a quienes asuman el rol de "esclarecedores", en un sentido no dogmático), ya que el supuesto de este planteo es lo correcto del razonamiento, lo correcto que un individuo está al pensar de tal modo (por que quizá sólo llegue a una posición por lo errado de las premisas de las cuales partió).

Sin duda que el tema da para mucho más, pero dejo aquí por el momento.

saludos,
Alejandro.

Guillermina dijo...

Solo sé que no sé nada.

CHECHU dijo...

POR ESO YO NO ME APEGO A NADA

Laura dijo...

Es imprescindible tolerar cierto nivel de incertidumbre o de lo contrario habrá que mentirse mucho.

Romualdo dijo...

En el juego competitivo se maneja el sentimiento de incertidumbre de una manera satisfactoria. No se puede jugar con la certeza de que se va a ganar.

Yoel dijo...

Creo que para algunos psicoanalistas el apego a su cuerpo teórico es demasiado firme.

Lautaro dijo...

Muchas de las estrellas que vemos en el cielo ya no están.

Fernanda Mistral dijo...

Actualmente la vida de las personas es tan larga y los cambios son tan rápidos, que debemos enterrar un montón realidades a lo largo de nuestra existencia.

Facundo Negri dijo...

También sucederá algunas veces, que vendrán otros que sabrán menos y observarán peor la realidad.

el poeta dijo...

Cuando crecés ves más pequeños los paisajes de la infancia.

Solange dijo...

No sé por qué, pero las respuestas confirmadas se me pasan volando

Lady dijo...

Las preguntas sin respuesta pueden generar otras preguntas con respuesta transitoria, o pueden generar abismos, o misterios.

Anónimo dijo...

Ademas de todo lo expuesto aqui acerca de la relatividad de la verdad en cuanto al factor tiempo, yo considero la relatividad respecto al factor personal de la misma. Esto es, saber que lo que para una persona representa una verdad irrefutable, para otra no lo es. Aun en aspectos netamente cientificos las cosas funcionan asi, pero en aspectos mucho mas "filosoficos" por llamarlos de alguna manera la cosa se pone mas compleja.
En definitiva, defiendo la relatividad de la verdad en su caractr de personal, por eso nunca hablo de "la verdad" sino de "mi verdad".