lunes, 19 de mayo de 2008

El deseo bajo fianza

Los seres humanos venimos luchando contra los poderosos que nos sojuzgan, que nos imponen sus leyes, que nos hacen trabajar en su beneficio. ¿Quién no se indignó alguna vez contra alguien que le impuso una obligación (padres, maestros, empleadores, gobernantes, médicos)?

Es posible pensar que nos estamos enojando con la persona equivocada. Culpamos a los detentadores de poder cuando en realidad al enemigo lo tenemos dentro de nosotros.

El deseo nos dice siempre qué tenemos que hacer, nos da órdenes pero como no da la cara (porque es inconciente), necesitamos orientar hacia alguien la furia que nos provoca sentirnos una marioneta, un esclavo.

Todos tenemos una relación muy ambivalente con nuestro deseo porque por un lado nos da energía para disfrutar las cosas lindas de la existencia pero por otro lado nos impone obligaciones desagradables.

Aunque parezca que lo bueno del deseo son los placeres que sugiere, también estos nos dan mucho miedo. Casi nadie se escapa al temor que nos produce el deseo cuando nos sentimos tentados a disfrutar de algo que promete ser deliciosamente agradable.

Por eso muchas personas que ingieren drogas no lo hacen para empezar a gozar con ellas sino para obtener el coraje necesario para dejarse tentar por el propio deseo, el que está dentro de nosotros, el que vivirá con nosotros hasta el último día.

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18 comentarios:

Anónimo dijo...

En lo poco que sé, el marxismo está justamente para luchar contra la explotación del hombre por el hombre.

Anónimo dijo...

Ud parece que quiere sugerir que la explotación es un sentimiento fruto de que proyectamos afuera lo que en realidad es un proceso interno. ¿No es extraño que tantas personas estemos equivocadas y que justamente ud sólo tenga razón?

Anónimo dijo...

Esta teoría del deseo como el único generador de nuestras acciones me suena muy poco creíble. Tengo deseos sexuales, de divertirme, de tener mucho dinero, de no trabajar, pero otras personas me obligan a hacer cosas que yo no quiero. Eso es así y me parece que no va a poder convencerme de lo contrario.

Anónimo dijo...

No hago ni la mitad de las cosas que deseo pero cuando me tomo un par de cervezas, la sociedad se me torna más permisiva.

Anónimo dijo...

Nunca podré hacer lo que quiero con todas mis fuerzas: Ir por la calle cuando circulan más personas, y empezar a sacarme la ropa mientras camino. Hacerlo lentamente, no con sensualidad, simplemente como si fuera a darme una ducha. Sacármelo todo. La ropa interior también. Cuando estuviera totalmente desnuda, hombres y mujeres me miran con mucho deseo, me dicen frases muy eróticas, pero nadie nadie se anima a tocarme.

Anónimo dijo...

Mi deseo es que los olores míos que para mí son intrascendentes, que también lo sean para los demás. Pero el deseo más intenso es que todos mis olores sean fragancias exquisitas para los demás. Quiero oler bien sin usar lociones.

Anónimo dijo...

Me llevo mal con los deseos de divertirme porque cada vez que le obedecí me fue mal. He estado en la cárcel, he tenido que pagar multas, me han pegado entre varios. Mi deseo es un verdadero enemigo. Quizá sea el mismísimo demonio.

Anónimo dijo...

Si yo no fuera tímida ya le habría dicho a mi profesor de derecho penal todo lo que siento por él. Sólo me animo a mirarlo cuando el no me ve. Hago historias, gozo, sufro, nos miramos, nos acariciamos, está perdidamente enamorado de mí, pero tengo terror de que él se burle de mí. Si existiera un remedio para curarme de este martirio, lo tomaría aunque fuera lo último que hiciera en mi vida.

Anónimo dijo...

soy fanático de los simpson, mi predilecto es homero pero me pregunto cuál es el mensaje que estamos recibiendo. yo digo que homero nos anima a gozar de la vida y a no preocuparnos tanto por la responsabilidad y la eficiencia porque igual las cosas se van resolviendo y es posible vivir bien sin hacerse tantos problemas.

Anónimo dijo...

El alcohol y las otras drogas liberadoras son buenas porque es como los fines de semana para los trabajadores. El cuerpo necesita un descanso reparador y las prohibiciones de las malas conductas también necesitan un descanso reparador que se logra tomando un poco de alcohol. Después vuelve el lunes con la parte fea de la semana y de la vida.

Anónimo dijo...

Lo raro del deseo es lo tramposo que es porque cuando uno cree haber conseguido lo que lo calma definitivamente, se da cuenta que no, que no solamente que algo de insatisfacción siempre queda, que no hay forma de quedarse totalmente conforme, sino que al poco tiempo estamos otra vez deseando intensamente lo mismo que ya habíamos conseguido. Parece un bote al que le entra agua. El achique nunca es completo y además, en poco rato otra vez hay que empezar a sacar agua para no hundirse.

Anónimo dijo...

El año pasado perdí mi empleo porque en una comida de confraternidad tomé demasiado vino y le dije a mi jefe todo lo que yo pensaba sobre él.

Estoy muy arrepentido porque todavía no pude conseguir otro trabajo y tengo que evitar que los demás sepan que yo trabajé ahí porque las referencias que darían me mantendrían hundido de por vida.

Anónimo dijo...

Las personas insidiosas son todas mis enemigas. Se la pasan predisponiendo a unos contra otros, provocando conflictos, discusiones, malestares. Hacen que las personas se peleen entre sí. En la televisión de mi país hay varios programas que rellenan todo su horario mostrando cómo unos hablan mal de otros.

Por idénticas razones me llevo mal con mi deseo: porque es un sentimiento que me incita a hacer ciertas cosas, quiera o no quiera. Para mí el deseo es insidioso.

Saludos a todos.

Anónimo dijo...

¡Qué mala onda Roberta! Está peleada con la vida.

Yo estoy contento aunque no me sobran las buenas noticias, pero tengo la seguridad de que dentro de poco va a empezarme a ir bien, que podré realizar mis deseos, bien de a poco, despacio.

Anónimo dijo...

La serie de cartoon Los simpson me pone de mal humor y dejé de verla porque es indignante que esa mujer aguante a un borracho inútil como homero. No deberían pasarla por la tele.

Anónimo dijo...

En mi familia se hablaba mucho de una película que habían visto mis abuelos cuando yo todavía no había nacido que se llamaba Un tranvía llamado deseo.

Ahora que acá se habla tanto de esto, me vinieron ganas de verla.

Anónimo dijo...

Tenía una idea diferente. Yo pensaba que las drogas lo que hacen es provocar muchas ganas de distintas cosas.

Anónimo dijo...

Le tengo bronca a todos los poderosos y le tengo odio a todos los explotadores... y no se los tengo a personas equivocadas. Estoy seguro de que se lo merecen.