martes, 13 de mayo de 2008

Conmoción estética

Un señor muy culto y amante de las bellas artes ha llegado a la convicción de que la vida vale la pena de ser vivida plenamente, que las postergaciones sólo son válidas en el marco de una estrategia razonable pero nunca son aceptables cuando se basan en la creencia de que la vida es eterna o en que las energías para disfrutar siempre estarán disponibles.

Nuestro personaje ya tiene ahorrada una pequeña fortuna y decide utilizar parte de ella en lograr un objetivo muy anhelado en los últimos años: Observar con todo el tiempo que desee las bellezas escultóricas y arquitectónicas que hay en el planeta. Los tiempos libres de este recorrido los utilizará para embelezarse con las obras pictóricas que encuentre en su recorrido.

Descubre que los principales destinos son Europa y Estados Unidos. Concurre a una agencia de viajes para confeccionar un presupuesto de cuáles habrán de ser sus gastos y empieza a planificar con toda prolijidad lo que será el proyecto más deseado de su vida.

Esta idea la comenta a sus familiares y amigos más cercanos obteniendo de todos una calurosa aprobación que lo estimula aún más a concretar el recorrido de esculturas, edificios y pinturas que más ha deseado ver directamente, sin la intermediación de las fotografías y las filmaciones con las que ha venido conformándose hasta ahora.

Un día concurre al supermercado de su barrio y queda petrificado cuando una nueva cajera tiene la cara más sublime que haya visto en su vida y en sus sueños más estimulantes. Consternado por tanta belleza, vuelve a su casa como un autómata y se deja caer en su sillón para tratar de recuperarse de este shock estético.

Cuando sale un poco de la conmoción, llama a su amigo más confidente y le cuenta lo sucedido. El amigo se queda mudo primero y después comienza a tranquilizarlo diciéndole que no puede ser, que no debe ser, que quizá sea una emoción transitoria, que no se olvide de su viaje alrededor del mundo.

Este señor acaba de enfrentarse a su inquietante deseo y nadie puede saber cómo seguirá esta maravillosa historia.

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12 comentarios:

Anónimo dijo...

Los enamoramientos express no existen, pero que los hay, sí: los hay.

Anónimo dijo...

Por tratarse del enamoramiento de una cajera, este artículo no debió publicarlo en el otro blog del dinero? ja-ja-ja

Anónimo dijo...

A mi no me jodan. Un tipo que se quiere gastar una torta de guita en conocer estatuas, es porque está al reverendo pedo. Tanto se te enamora de una cajera como se te desnuda en una plaza porque un porro le pegó mal.

Anónimo dijo...

¡Pero es linda la morochita! Habría que verla de cuerpo entero. Más exactamente en bañador. La última palabra se tendría desnuda. Ya no habrían lugar a dudas si cogiera bien. Mejor quedate veterano. La plata del viaje dásela a ella para que te juege a las estatuas en tu dormitorio.

Anónimo dijo...

Es una pena que se cuelen algunos guasos, pero quizá a este señor le vino el viejazo. La menopausia en el hombre da muchos dolores de cabeza. En mi familia ya tengo un par de casos muy lamentables. Cuando uno llega a una etapa de la vida en la que puede empezar a disfrutar de todo lo que se sacrificó, aparecen estos problemas que una no sabe cómo manejarlos.

Anónimo dijo...

Yo pude hacer un viaje por el estilo durante 40 días y quedé de cama. Llega un momento que los últimos días ya está deseando volver. Es más lindo planificarlo que hacerlo. Además es más lindo imaginarse a esas esculturas que verlas. A mi me desilusionaron un poco. Suponía que me provocarían lágrimas, pero nada de eso.

Anónimo dijo...

Gastar tanto dinero cuando uno no sabe lo que le puede pasar me parece un desatino. No se puede ser exacto en gastarse el último centavo justo el día del fallecimiento, pero tirar parte de una fortuna en un viaje me parece un desatino de alguien que ya estaba demostrando no estar en sus cabales.

Anónimo dijo...

La única excursión que yo haría si tuviera toda ese dinero sería un tur erótico por el caribe y brasil. Ahí sí que te encontrás cada monumento que son una pinturita.

Anónimo dijo...

En algún otro lugar de este blog se dijo algo así como que la naturaleza solo se preocupa en reproducirnos y este señor fue convocado a tal misión, que es lo que me parece que quiere decir el último párrafo. El tenía un plan pero le fue asignada una responsabilidad que le será difícil evadir. Desde filosofiía más populares, suele decirse que los hombres mayores no deben ni pensar en reproducirse, pero comparto con el licenciado que eso lo decide la esterilidad orgánica y no la culturas de cada comunidad.

Anónimo dijo...

Pero, claro, quien no va a enamorarse de esta cajerita tan preciosa. ¿Dónde trabaja? ¿Qué horario hace? ¡Me caso ya!

Anónimo dijo...

Comprendo a este feliz pero desdichado señor porque yo soy de los pocos veteranos que andamos metiendo la cuchara en Internet. Me miro en el espejo y no lo puedo creer. Miro a las muchachas jóvenes llenas de vida y de belleza y no me puedo consolar.

Anónimo dijo...

Leyendo este relato termino de entender a una tia vieja que murió hace uno mes cuando me decía que ella aún sentía celos por sumarido y a mi me parecía que era una paranoia galopante, pero no, es verdad ahora que lo leo en otro tono: un hombre o una mujer puede enamorarse y hasta apasionarse aunque el cuerpo esté en un estado que no resistiría parasar a los hechos de ninguna manera. La fantasía tiene su edad propia.