miércoles, 7 de mayo de 2008

El sistema planetario interpersonal

En el intento de encontrar puntos de vista diferentes para entender esta existencia y ver hasta donde podemos agregarle calidad de vida, les propongo otra sugerencia bastante interesante.

La idea consiste en tomar como dato definitorio de «perfección humana» el simple hecho de conservar la vida. Si una persona está viva, está equilibrada, compensada. Dejamos de lado ciertas condiciones de vida como por ejemplo si está postrado en una cama o si es un deportista de alto rendimiento. Propongo partir de un supuesto mínimo: Quien está con vida, está en un punto de equilibrio. La falta de equilibrio es la muerte.

Si ubicamos en este punto el criterio de equilibrio, podríamos decir que todos los seres vivos son perfectos, aludiendo a que están «en perfecto equilibrio».

Este punto de partida es legítimo así que podemos instalarnos en él para pasar al segundo punto interesante.

Éste consiste en determinar que lo que hacen los seres vivos puede afectarme de alguna manera o no. Pueden perjudicarme o beneficiarme. Cuando observamos a los semejantes desde el punto de vista de nuestra conveniencia, cambiamos de actitud. Antes los observábamos objetivamente pero ahora los observamos subjetivamente.

Teniendo en cuenta las consideraciones expuestas hasta aquí, la observación subjetiva podría expresarse por ejemplo así: «Fulano es perfecto (porque tiene vida) pero el ladrido de su perro no me deja dormir».

Con esta mentalidad las cosas se encararían de otra manera muy diferente. Trataríamos de modificar un problema acústico que nos afecta y no como hacemos ahora que tratamos de alterar algo (la conducta o forma de ser del vecino) que está funcionando en armonía lo cual cuenta con las mismas resistencias que tendría quien quisiera modificar el equilibrio gravitacional que conservan los planetas y el sol desde hace millones de años.

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8 comentarios:

Anónimo dijo...

No te entendí. Es demasiado complicado, raro, quizá breve.

Anónimo dijo...

Entiendo poco yo también. Veo que hay algo del conocimiento objetivo y el subjetivo pero por ahí me quedo.

Anónimo dijo...

Para mí que es una forma de pensar parecida a la de Descartes: Primero baja hasta decir que equilibrio es una expresión mínima y después de ahí empieza a subir. Descartes primero supuso que no era posible saber algo. Luego se dijo que era evidente que estaba pensando y de ahí pasó a que si pensaba entonces otro dato confiable era pensar que existía.

Anónimo dijo...

Para modificar algo que está en equilibrio, habría que desequilibrarlo lo cual cuenta con la oposición que hace cualquier ser vivo a perder el equilibrio: da miedo, se nos dispara el Instinto de Conservación.

Uno lee un libro de Pablo Coelho y siente que puede hacer casi cualquier cosa mientras está metido dentro de esa magia que él sabe crear en sus obras, pero resulta que pasado el tiempo se puede observar que uno no hizo nada de aquello que soñó hacer. Quizá esta idea sobre los equilibrios explique porqué uno cree poder y luego no puede y por qué todas las obras de autoayuda son un engaño.

Anónimo dijo...

Me parece que yo tampoco entiendo mucho lo que acá se pretende decir pero lo que supongo que puede ser interesante como alternativa que se me acaba de ocurrir (o de entender, no sé), es que no es lo mismo tener la actitud de modificar algo que entendemos que está universalmente mal que tener la actitud de cambiar algo que, aún estando universalmente bien, yo necesito que sea diferente.

Me imagino a un decorador que tiene que decorar un piso vacío comparado con otro que lo contratan para re-decorar un piso que está completo y aceptablemente bien decorado. Sería dos trabajos muy diferentes, dos actitudes, dos presupuestos, dos esfuerzos. Es todo diferente.

Anónimo dijo...

Cuando uno llega al planeta se ecuentra que está todo hecho y funcionando, sin embargo no pasa mucho tiempo sin que empiece a buscar cosas para modificar y pretende hacerlo al más bajo costo. Para lograr ese drástico abaratamiento de los cambios que desea o necesita hacer, apela al recurso de imaginar (delirar?) que eso está mal, que habría que dinamitarlo y que la solución que uno propone es la ideal, perfecta, incuestionable.

Lo que quizá se quiera decir en este artículo es que habría que considerar la hipótesis de que lo que uno quiere cambiar no está mal sino que a uno le gustaría que fuera necesario pero que no quiere pagar los costos correspondientes sino que quiere hacer el cambio de la manera más económica posible.

Anónimo dijo...

Me vengo martirizando hace dos meses peroque he roto, quizá definitivamente, mi trato con mi único hijo porque él cometió un error imperdonable, desde mi punto de vista.

Es probable que yo tenga muchas ganas de volver al pasado y que esto no hubiera sucedido porque él se sigue tratando con mi esposa y mi hija y naturalmente que nos eludimos con energía.

Al leer este artículo se me suma una luz de esperanza porque no sería un cobarde disparate suponer que él, cuando cometió ese error imperdonable, estaba actuando en pleno equilibrio entre todas las cosas que le estaban pasando y también advierto que él no tenía realmente ninguna otra cosa para hacer que la que hizo.

Sin llegar a considerar que su acto es perdonable, sería para mí un gran alivio considerar al menos que es comprensible.

Anónimo dijo...

Es interesante lo que dice Aurelio porque es cierto que hay una diferencia entre comprender y perdonar.

Me he mandado muchas cagadas en mi vida y estoy seguro que siempre tuve motivos que no pude eludir así como también después yo mismo me he criticado tanto o más que los demás.

Un criminal podrá hacer lo que quiera y ser comprendido, pero que tiene que salir de circulación para que no vuelva a equivocarse, tiene que salir. Por el bien de todos y hasta de él mismo si le buscamos la vuelta.