martes, 6 de mayo de 2008

Busco escribano sádico

Si tenemos la convicción de que no se puede ganar dinero si no es con sacrificio, a la corta o a la larga nuestro trabajo comenzará a resentirse porque a disgusto se puede estar un tiempo pero no demasiado.

Cuando la fuente de ingresos no es divertida, cuando la tarea no tiene algún componente lúdico, cuando en esa área de nuestra vida no la pasamos bien, la productividad caerá irremediablemente.

Sé que es difícil de creer, pero existe la convicción de que lo mejor es pasar mal trabajando para que uno le demuestre a todos y a sí mismo que es trabajador. Imagínese diciéndole a sus conocidos que se divierte muchísimo cuando trabaja. O que desearía quedarse un rato más porque está pasándola divinamente bien. O que está deseando que llegue el lunes y que lamenta que haya llegado el viernes.

Excepto ese pequeño grupo de los masoquistas, la mayoría de los seres humanos obtienen de la diversión su mejor energía. Si quiere realmente progresar y estar mejor, tiene que evitar las tareas que le exigen esfuerzos de voluntad y debería buscar tareas que le den mucha satisfacción. No es un deseo infantil de jugar, es que el insumo «energía» es imprescindible y si a usted le escasea o le sale demasiado caro, no hay producción que salga adelante con una ecuación deficitaria.

Si asumió algún extraño compromiso con alguien que no sabe bien quién es, por el cual está obligado a ser una persona permanentemente sacrificada y que sólo se divertirá excepcionalmente porque para ser responsable hay que estar siempre serio, preocupado, quedar extenuado, amargarse, conseguirse alguna úlcera si fuera posible, trate de ubicar quién fue ese sádico y plantéele de recontratar su actitud frente a la vida, salvo que usted pertenezca al selecto grupo de los masoquistas. En este caso no tiene nada para recontratar.

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9 comentarios:

Anónimo dijo...

Cumplo bien con la condición de disfrutar de mi trabajo porque soy tecladista de una orquesta de rock y nuestro trabajo es ensayar y tocar en bailes. Que más divertido que eso!

Anónimo dijo...

Cuando llego agotada a mi casa después de diez o doce horas de ir y venir en el hospital como neurse, me parece que la vida no vale la pena de ser vivida, pero después de dormir unas pocas horitas todas esas ideas son cambiadas de raíz y me levanto con unas ganas enormes de ir a juntarme con mis compañeritas y con mis enfermitos. Soy feliz!

Anónimo dijo...

Mi trabajo es horrible y estoy buscando en internet ideas para irme y no volver nunca más. El dueño es alguien muy agrio, que nunca está conforme con lo que hacemos, el único que hace las cosas bien parecería ser que es él. Quiero encontrar un teletrabajo para quedarme en mi casa, trabajar en ropa cómoda, no tener a nadie que me de órdenes a los gritos. Esto tiene que acabar. Ya van 6 años que estoy padeciendo y no sé cuánto más voy a aguantar.

Anónimo dijo...

Yo razono al revés que ud y estoy seguro de que pienso correctamente: Cuando una persona juega por diversión, la alegría que recibe es la remuneración que recibe a cambio del esfuerzo. Estoy pensando en un jugador de fútbol que hace un gran gasto de fuerza física porque lo pasa bien. Si esa es su remuneración, no necesita otra. Cuando empieza a cobrar porque pasa a ser jugador profesional, cobra porque aquel placer que tenía de jugar x jugar se apaga ya que tiene que hacer lo mismo pero para satisfacción de otros, tenga ganas o no tenga ganas. Ahí, cuando se terminó su diversión, empieza a justificarse que le paguemos porque empezó a usar su destreza para que seamos los que pagamos quienes nos divertamos.

Anónimo dijo...

Muy bueno lo tuyo Macario. Me costó entenderte al principio pero ahora veo que tenés razón, que si el pibe cobrara cuando lo hace por diversión, estaría cobrando dos veces lo cual no sería lógico.

Anónimo dijo...

¿Por qué no sería lógico que cobrara dos veces Helena? La tuya es una manera de ver. Otra manera de ver sería que a esa persona que le pagamos por verlo cómo se divierte sea tan necesaria para todos nosotros que se merece cobrar un importe equivalente al doble de lo que cobra otro que me divierte sacrificándose.

Anónimo dijo...

Cuando tuve que elegir cirujano para que me operaran un problemita en la vista que tenían, pregunté a Dios y a todo el mundo pidiendo referencias. Al final ¿saben con quién me quedé? con uno que me habían recomendado al principio pero ¿saben qué fue lo que me convenció de ése? que me dijeron que era tanto lo que le gustaba la medicina que ya lo habían abandonado dos esposas porque vivía metido dentro de los hospitales y no les prestaba atención.

Anónimo dijo...

¿Saben para qué tienen los escribanos el chuchillo entre sus objetos de la profesión? Para hacerse el harakiri cuando dos clientes discuten y ambos tienen la razón. ja-ja.

Anónimo dijo...

siempre que no puedo con alguien, me hago amigo de él. tengo dos clases de amigos: a los que aprecio y a los que les tengo miedo. a veces no sé cuál es cuál. si me amigo con el trabajo sacrificado seguramente que me molestará menos cuando me suspenden por llegar tarde y mi esposa me regaña como si yo fuera un niño chico y me dan muchas ganas de pegarle porque es más petisa que yo.