miércoles, 14 de mayo de 2008

A perfecto se lo llevaron preso

Como ya está muy visto y casi todo el mundo se da cuenta que cuando uno empieza a dar vueltas para hacer algo es porque no tiene ganas de hacerlo, entonces hay personas más disimuladas que dan un rodeo fácil, pero ingenioso y efectivo.

Consiste en adoptar una actitud perfeccionista.

Efectivamente, nuestros astutos evasores de la actividad (también llamados «vagos, indolentes, flojos, perezosos, apáticos, blandos, desganados, lentos, ociosos, inactivos, haraganes, holgazanes, remolones, zánganos, sobones, pencos, gandules») ¿qué hacen? Adoptan una actitud muy severa ante el desafío y elaboran un plan para que todo se haga a la perfección.

Habrá que tomar muchísimas precauciones, juntar muchos datos confiables, conseguir cantidad de herramientas, materiales, opiniones, recursos económicos, ir «despacio pero seguro», y otras medidas por el estilo.

¿Cuáles son sus fundamentos racionales? Muy fácil: si él no hace las cosas bien, no las hace. Descarta todo tipo de improvisación, de desprolijidades, de inseguridades, de baja calidad, de imperfección. Para reafirmar estos principios dorados seguramente adopta un gesto enérgico, parecido a un héroe de la patria en sus retratos más respetados.

Todos sabemos a dónde puede conducir todo este grandioso preparativo. Seguramente habrá que suspender el proyecto y encima quedarse con la idea de que uno es un mediocre porque apenas se conformaba con algo más sencillo, como para resolver el problema y nada más.

●●●

11 comentarios:

Anónimo dijo...

En Perú, cuando a algo se le quiere quitar la urgencia y la presión, se forma una comisión para que estudie, evalúe y emita una opinión. Eso enfría a los medios de comunicación y es probable que nada suceda.

Anónimo dijo...

Trataré de encontrar un número de Lotería Nacional con el número 22.234 que tiene el preso del dibujo. Si obtengo el gordo, haré una importante donación para los del blog. ¡Prometido!

Anónimo dijo...

El material que tiene el artículo de hoy está vinculado con el del otro blog sobre la lentitud de los profesionales con mucha fama. Si mezclamos los dos nos da que a veces uno no obtiene lo que quiere cuando lo quiere sino cuando los demás quieren.

Anónimo dijo...

Nunca está de más tener algún perfeccionista dentro de un grupo de trabajo aunque asegurándose de que no tenga la última palabra. Suelen hacer aportes dignos de consideración.

Anónimo dijo...

Muy bueno lo de Magdalena. Otro que no debería faltar en un gurpo de trabajo es un desconfiado hasta de su propia sombra. Los paranoicos (siempre estamos hablando de gente sin poder de decisión) suelen ver cosas que los más confiados no vemos pero que efectivamente existen.

Anónimo dijo...

Leí de un paranoico que decía: "Yo no soy paranoico pero estoy seguro de que alguien me sigue" ja-ja-ja

Anónimo dijo...

Me desilusiona mucho mucho este artículo porque juro que nunca pensé que algún otro aplicara una técnica que la consideraba inventada por mí.

Anónimo dijo...

ja-ja-ja No se salteó ningún sinónimo de haragán. Se ve que no los tolera mucho licenciado...

Anónimo dijo...

Hace un par de años me tocó encargarme de ejecutar un puesto electivo y muchas veces tuve que recurrir a este expediente porque hay gente que habría que sacarla a patadas por las pretensiones que trae pero no se puede porque son votantes del partido y si uno hace lo que correspondería después los propios compañeros se la agarran con uno. Por eso hay que apelar a mecanismos como el que acá se denuncia. No hay más remedio.

Anónimo dijo...

"Lo perfecto es enemigo de lo bueno" o también "Lo perfecto es enemigo de lo posible"

Anónimo dijo...

Otra cosa muy grave que sucede en estos casos es que los que dicen que van a hacerlo todo perfecto y empiezan con grandes preparativos, inhiben que otros tomen a su cargo la misma misión porque se sobreentendería redundante. Al final estos perfeccionistas terminan siendo como "el perro del hortelano" porque ni hacen algo ni dejan que otro se encargue. TODO MAL.