lunes, 18 de febrero de 2008

Neurotransmisores – Gragea Nº 50

De muchas intenciones no se habla porque describirlas equivaldría a una denuncia.

Uno dice inocentemente «mi hijo» o «mi esposa» y mejor que no aclare que en realidad se cree dueño de ese otro. Sin embargo el resto de las conductas indican claramente que uno se siente dueño de las personas tanto como de los objetos.

Nuestro idioma no tiene palabras diferentes para decir «mi mamá» y «mi auto». Esta falta de especificación requiere un pequeño esfuerzo para no confundirse. «Mi mamá» en realidad no es mía mientras que «mi auto» sí es mío. A partir de esta definción surgen varias consecuencias para nada menores.

Pero existen otras intenciones que hemos decidido no describir: «¿Sabemos qué probabilidades tenemos de ser premiados en un juego de azar?». «¿Los ciudadanos tenemos presente que el país es de todos y no de algunos pocos que actúan como si fuera de ellos solos?». «¿Los gobernantes saben que son empleados del pueblo?».

14 comentarios:

Anónimo dijo...

No entendí lo suficiente este artículo, pero a veces siento que la esclavitud no ha terminado. Tengo un apartamentito en un complejo habitacional enorme y no puedo terminar de entender que lo pagué y que me pertenece. Siempre surgen cosas por las que otros dueños parecen ser los dueños de todo y que yo sigo siendo un arrendador que para todo tiene que pedir permiso.

Anónimo dijo...

Mi problema es que suelo estar un poco confundida. Gracias a este post (que promete no leer nunca más) estoy totalmente confundida: ¿así que mi mamá no es mía? ¿mi hijo no es mío? ¿y de quién son entonces?

Me despido ¡¡¡¡¡¡¡¡hasta nunca!!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Tengo que rendirle a homenaje a una amiga que tuvo la mala ocurrencia de morirse cuando más la necesitaba. Ella me decía que yo no tenía una perra sino que yo le pertenecía a la perra. Te mando un beso Mariana!

Anónimo dijo...

En gral es muy coherente el licenciado pero ¿qué tiene que ver el último párrafo con el resto?

Anónimo dijo...

Se me ocurre que usamos el adjetivo posesivo "mi" para indicar que tanto sobre los objetos como sobre las personas, nos cabe una responsabilidad.

Anónimo dijo...

Con respecto a la inquietud de Ofelia, discrepo con la apreciación que hace sobre el licenciado, y paso a esclarecerle, porque por lo visto él no está para eso. Los gobernantes dicen "mi" gobierno, los ciudadanos "mi" país y los jugadores "mi" número. Aunque en general los gobernantes están más avispados y usan la primera persona del plural, lo mismo sucede con los ciudadanos futbolistas, no así con los jugadores compulsivos. Conclusión: estos últimos son los más desubicados.

Anónimo dijo...

Conozco una tribu amazónica que aún conserva sus costumbres ancestrales. Entre ellas su intrincada lengua, metafórica y literalmente hablando, porque como se la estiran, cuando llegan a los 18 años le hacen un nudito. Bueno, les decía que su lengua sí distingue entre, por ej., "mi canoa" y "mi mujer". A la primera se le dice "transpoagua" y a la segunda, sin ninguna connotación de pertenencia "esclavata".

Anónimo dijo...

Desde que tengo uso de razón y comprendí que mamá en realidad no es nada mío, sino toda de mi padre, le digo "la vieja". Así de paso descargo un poco de la bronca que me da que haya elegido a ese imbécil.

Anónimo dijo...

Lic. Mieres, no meta el dedo en la llaga. Estoy harta de que el marido que me ha tocado en suerte diga "mi auto" . El auto es NUESTRO. Y que quede bien claro que no lo estoy incluyendo en nada. ENTENDIÓ!

Anónimo dijo...

Licenciado ¿la denuncia a la que Ud. se refiere, es a la vigencia cotidiana y extrema de la esclavitud?
Me siento desmoralizada. Antes al menos se pagaba por los esclavos y se paga por poseer cualquier tipo de bien material. ¿Cómo se pagan las pertenencias afectivas?
No puedo resignarme ... no puede ser que no pertenezca a nadie y que nadie me pertenezca. Eso es tan romántico.

Anónimo dijo...

Si aceptamos la pertenecia a un ser querido, dejamos de pertenecernos a nosotros mismos. Y viceversa, si decimos que un ser querido nos pertenece le quitamos su libertad.

Anónimo dijo...

Mieres, no diga eso, yo no quiero hacer ninguna denuncia, no denuncio ni denunciaré nada; le tengo mucho miedo a los ladrones.

Anónimo dijo...

Nunca tuve que hacer esfuerzo alguno para no confundirme entre mi mamá y mi auto. Ambos son de líneas predominantemente rectas, algo pesados, costosos de mantener, pero a pesar de todo ¡no hay nada como la vieja!

Anónimo dijo...

No me gustan los blogs en los que el que escribe no se "digna" a responder los comentarios, da la sensación de que quiere quedar en un lugar de superioridad.
Es algo así como; ¡he dicho¡ y ahora comentad, a mi me dá lo mismo, yo estoy en posesión de la verdad, en realidad lo que deseo es que admiréis mi trabajo.

Otra Psicoanalista, más humilde que tú.