viernes, 8 de febrero de 2008

Neurotransmisores – Gragea Nº 42

Creo que existe mi media naranja y que la encontraré. Desde la época escolar que la busco y en treinta años no apareció aún. Mi analista dice que pierdo el tiempo.

Dice que todos tenemos una sensación de incompletud que nos impulsa a seguir viviendo. Mi prima que estudia psicología me dice que eso es lo que otros llaman «tener una zanahoria adelante».

El príncipe azul de muchas jovencitas representa a eso que no tenemos y que nos hace sentir con angustia, frustrados, anhelantes. Muy incómodos. En realidad esa sensación de vacío, de carencia, no la soluciona nadie. Nadie tiene lo que nos falta. La dolorosa sensación de falta está ahí para que, en la búsqueda del relleno adecuado, hagamos muchas cosas que nos dan vida. Si algún día lográramos la saciedad completa, nos quedaríamos sin deseo y moriríamos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

En el último párrafo (en rojo) se lee: "En realidad esa sensación de vacío, de carencia, no la soluciona nadie. Nadie tiene lo que nos falta." y me parece que admite más de una interpretación.

Para mí lo que corresponde que diga es que "ninguna persona se salva de tener ese malestar" y el final está más claro: nadie posee el alivio eficaz para que yo deje de sentir esa molesta sensación de vacío, de incompletud.

Comparto con la conclusión: Vivir duele y la única forma de evitar ese dolor es morir.

Anónimo dijo...

Soy yo de nuevo: Es bueno no ser tan inteligente como para zafar de esas molestias que produce vivir porque el malestar produce actitudes, movimientos, reacciones, toma de decisiones, rebeliones, revoluciones, luchas, trabajo, cultivos, creaciones, y la lista quizá sea tan extensa como la cantidad de cosas que constituyan una manifestación de vida.

Anónimo dijo...

Una vez escuché a un médico que trabajaba en una gran empresa como certificador de los empleados que justificaban su ausencia alegando enfermedad y decía que las personas que se hacen las enfermas, están enfermas.
No sé si era una persona muy optimista, muy positiva o muy crédula.

Anónimo dijo...

de acuerdo con Estela, las personas que se hacen las enfermas de algún modo están enfermas. La "enfermedad de la incompletud" por suerte no tiene cura. Pero según entiendo yo, hay que buscar momentos de completud en actividades diversas y vínculos con personas distintas, eso no quiere decir que las personas sean desechables como los pañales. Pienso que cuano hay vínculos importantes entre personas hay que desarrollarlos, hacerlos crecer es lo ideal. Sin embargo es cruel e inconducente soñar con el príncipe azul que complete todas las espectativas. Si querés a alguién no le vas a pedir que se vista siempre de azul o que sea un Da Vinci o que siempre esté de buen humor o que siempre sea adecuado, etc, etc, etc. Además si esperamos todo de otro, el crecimiento personal queda estancado.

Anónimo dijo...

A mi mamá me dijo que mi media naranja existe seguro. Que en alguna parte del mundo está. Que hay que rezar mucho y confiar en Dios que todo lo sabe. Ahora yo pienso.. Dios estará pendiente de todos los detalles, porque un suponer, si mi media naranjita vive en Córdoba, siendo que yo estoy radicada en Bs. Aires ¿es un poco complicadito no? Mamá me dice que soy mujer de poca fe.