viernes, 28 de febrero de 2014

La libertad es solitaria


Para ser realmente libres tenemos que no estar subordinados a ninguna religión, ni partido político, ni equipo deportivo, ni dogma, ni ideología. Equivale, en suma, a la soledad.

Carlos Marx (1818-1883) fue un filósofo, intelectual y militante comunista alemán, de origen judío.

Precisamente por esta última condición es paradójico que él les haya recomendado a los judíos algo así como: «Si ustedes quieren ser libres tienen que dejar de ser judíos».

La idea propuesta es interesante para todos, no solamente para los judíos.

La libertad depende de la universalidad mientras que la esclavitud es una consecuencia inevitable de la singularidad.

Por universalidad puede entenderse la condición de no aferrarse a ninguna bandera, dogma, religión, ideología, mientras que por singularidad puede entenderse lo contrario, es decir, defender un dogma, apoyar una cierta ideología oponiéndose a todas las demás, embanderarse bajo cualquier consigna.

De estas ideas se desprende que los intolerantes son, por definición, esclavos, mientras que los tolerantes, son, por definición, amos, libres, independientes.

También de estas propuestas se desprende que la mayoría de las personas son esclavas y que realmente libres son muy pocos.

Claro que los libres, para seguir siendo libres, tampoco quieren ser los amos de nadie, sino que solo son amos de sí mismos. Rechazan tener subordinados, porque el patrón, al igual que el carcelero, está preso de su condición.

Nuestras culturas nos preparan para ser esclavos, para defender ciertas ideas con pasión.

El propio patriotismo es una forma de esclavitud, muy cargada de intolerancia y, por lo tanto, particularmente cargada de agresividad. El patriotismo es estimulado por los Estados para que los ciudadanos sean, potencialmente, guerreros frente a los otros pueblos.

En suma: Cuando usted se dedique a reclamar libertad, tenga en cuenta lo que efectivamente implica ser libre, esto es: no pertenecer a ningún partido político, no defender los colores de ningún equipo deportivo, no adherir a ninguna religión, ser fiel exclusivamente a sí mismo. Por lo tanto, reclamar la libertad equivale a reclamar la soledad.

Esto explica por qué los esclavos son (o somos) mayoría absoluta.

(Este es el Artículo Nº 2.153)


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