Fuimos educados para que nuestra conducta sexual imite
a la del resto de los animales y para que reprima las prácticas exclusivamente
accesibles a nuestra especie. Fuimos educados para ser sexualmente inhumanos.
Es probable que muchos
hispanoparlantes hayan sido educados
teniendo en cuenta dos principios morales muy fuertes:
1) Debemos tener relaciones
sexuales sólo para concebir hijos, es decir, sin barreras anticonceptivas; y
2) Toda otra práctica sexual que
no tenga por objetivo la reproducción es perversa, amoral, condenable.
Estas dos importantes normas de
conducta íntima, se pregonan en un contexto filosófico según el cual, el ser
humano es un ser superior a los animales, hijo de Dios, y rey de todos los
seres vivos.
En otras palabras, se nos hizo
pensar que el resto de los seres vivos son inferiores a nosotros y que tenemos
sobre ellos todos los derechos que podría tener hasta el soberano más
desconsiderado con sus gobernados. Por este motivo, podemos usarlos para que
trabajen en nuestro beneficio y hasta podemos matarlos para comerlos y alimentarnos.
En suma: se nos dijo que los seres
humanos no somos animales y que solo debemos practicar relaciones sexuales con
fines reproductivos, porque si utilizáramos el placer sexual con fines
exclusivamente placenteros, estaríamos vulnerando la moral, estaríamos dejándonos
llevar por los instintos, como si fuéramos animales.
Este artículo tiene por único
objetivo compartir la siguiente reflexión:
Ningún ser vivo, excepto los
humanos, tiene prácticas sexuales por diversión. Todos copulan solo para
reproducirse. Parece que no saben jugar o no les interesa. Como están
condenados a obedecer a sus inflexibles instintos, sus relaciones sexuales son
mecánicas, incontroladas por ellos. Es decir, según lo que nos han enseñado, el
resto de los animales cumple con esa norma moral que nos fue inculcada: solo
copular para reproducirnos.
Conclusión: fuimos educados
para comportarnos como cualquier animal, excepto como los seres humanos, porque
somos los únicos que podemos masturbarnos, ser homosexuales, fornicar por puro
placer utilizando barreras anticonceptivas.
La moral con la que fuimos
educamos nos induce a reprimir las características de nuestra especie y nos
induce a copiar la característica del resto de los animales.
(Este es el Artículo Nº 2.133)
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1 comentario:
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