domingo, 2 de febrero de 2014

La profecía se cumplió

La muerte de Roberto fue insólita y llena de significados.

Él fue mi mejor amigo que luego se convirtió en el mejor amigo de mi compañera y de mi hija.

La familia que formamos con Sofía y Mariana contaba con Roberto. Quizá él no pudo formar la suya porque era gay e incapaz de conservar un vínculo de pareja. Sin embargo nos tenía a nosotros y nosotros lo teníamos a él.

Por como trataba a Mariana habría sido un padre genial o un gran docente.

Con nuestra hija formaban una pareja profesor-alumna casi perfecta. En la época en que los niños de 9 y 10 años sabían todo sobre dinosaurios, nuestra hija sabía sobre el ornitorrinco. Seguramente fue por aquellas gratas experiencias infantiles que hoy contamos con una veterinaria que vive abrazada a sus pacientes y en la más absoluta pobreza porque generalmente no cobra por salvar esas vidas que no saben hablar para agradecer.

Caminábamos los cuatro por una playa desolada en una mañana otoñal tormentosa.

Mariana, Sofía y yo lo vimos con máxima claridad: una garza voló hacia Roberto, este se quedó quieto, cuando la tenía casi encima gritó desesperado, el ave atinó a esquivar el bulto bajando unos centímetros y clavó su afilado pico en el pecho del infortunado quien cayó en cámara lenta, con el ave atrapada en el orificio letal.

Quedamos petrificados, pero nada podíamos hacer.

Marianita tuvo pesadillas a partir de esa noche, la madre trató de ayudarla con todo lo que sabía como psicóloga, pero la niña se despertaba aterrorizada, gritando.

Sofía consultó a una colega jubilada e, increíblemente, la mujer descubrió la causa en una sola sesión: el horror era provocado porque pensó que Roberto había sido matado por una cigüeña, la que quizá mataría a todos los niños que estén por nacer.

Cierta noche, mientras comentábamos la mejoría de Mariana, Sofía me contó algo que yo no sabía: Roberto, cuando era joven, consultó a una adivina y esta le dijo que moriría por causa de la esgrima. Él abandonó ese deporte, pero la adivina no estuvo tan equivocada.

(Este es el Artículo Nº 2.129)


No hay comentarios.: